La química de la arquitectura
portavoz - 23/02/2012
Por portavoz - 05/10/2011
El jardín botánico de Culiacán tiene más de 20 años de vida y se ha construido paulatinamente gracias a donaciones del gobierno estatal y de la iniciativa privada. Sin embargo, este desarrollo a lo largo de los años desembocó en un espacio sin planeación y de crecimiento un tanto espontáneo. Fue hasta el año 2007 en que una recuperación del espacio tuvo lugar y se convirtió en un proyecto de equipo e interdisciplinario. Gracias a la iniciativa de Agustín Coppel se hizo posible la integración de piezas de arte en el espacio. El despacho de Tatiana Bilbao estuvo a cargo del programa arquitectónico y su organización. De esta forma se lograron jerarquizar los elementos como vías, edificios, área de plantas y obras de arte que estaban destinadas al jardín. Sin duda fue una labor de equipo en la que colaboraron ambientalistas, paisajistas, curadores y artistas plásticos de la talla de James Turrel, Javier Marín o Gabriel Orozco.
El proyecto arquitectónico está inspirado en el Huanacaxtle, uno de los árboles que son parte del jardín. El programa está constituído por dos pequeños edificios que dan forma al acceso principal e incluyen oficinas, taquillas, una tienda y área de baños. Existe otro par que da lugar al acceso sur y una terna más que alberga la zona cultural, es decir, área de exposiciones, talleres y biblioteca. Otros tres edificios dan lugar al área educativa (aulas, auditorio y baños) y por último un invernadero en forma de pentágono que continene especies muy singulares y que se convierte en el protagonista del conjunto. Así mismo, en los jardines hay también varios estanques que cumplen diversas funciones y aminoran la temperatura del lugar.
fotografía: Cortesía Tatiana bilbao y Jardín Botánico.