Del basurero a las galerías de arte de los años setentas

Por - 12/08/2014

Entre las revoluciones artísticas de los sesentas y setentas, en el norte italiano surgió el arte povera, que quiere decir “arte pobre”. Los artistas adheridos a este movimiento perseguían nuevas formas de creación que lograran abarcar las inquietudes de la época, lo que hacía de los talleres artísticos unos laboratorios de experimentación sin restricciones estilísticas. De esta manera, los poveristas trataban de integrar elementos naturales como ramas, agua o animales (vivos o muertos) con materiales cotidianos y menospreciados como vidrios, telas y principalmente basura, en sus exploraciones por la comunión universal de lo real y lo sensorial desde un lenguaje lírico. Generalmente utilizaban objetos inservibles sin valor artístico ni funcional, muy alejados de cualquier canon estético. El arte povera deseaba resignificar la poética desde objetos cotidianos y hasta repulsivos.

Entre estos creadores se encuentra Jannis Kounellis, griego perteneciente a la diáspora artística de su país, adoptado desde hace más de 50 años por Italia. Como artista de la posguerra, ha indagado desde sus inquietudes la manera de reconstruir el lenguaje para conversar con la humanidad. Al ser pintor de origen, paulatinamente ha transgredido los lienzos que esta disciplina le imponía, en un intento por trascender el caballete con el espacio y los objetos que lo habitan. En 1960 expuso Alfabetos, donde expandió los colores con letras, números y signos en una supercomposición plástica. Posteriormente en 1963 comenzó a experimentar con objetos en sus cuadros, en el inicio de su alejamiento de la pintura convencional. Uno de estos intentos de abandono fue la sustitución del marco común de sus cuadros por camas, ventanas e incluso llegó a utilizar la galería para enmarcar su obra. Posteriormente introdujo elementos más extravagantes como humo, carne o carbón.

Fue hasta 1967 cuando se unió al Arte Povera con el fin de designificar los objetos de su carga simbólica social y restituir los materiales como instrumentos de comunicación y expresión. Principalmente objetos de fácil adquisición considerados deshechos para cualquier fin. Kounellis siempre ha señalado que el arte es un espacio para la reflexión, más que para la simple contemplación. Debe ser una experiencia confrontativa, por eso siempre intenta trascender la poética del arte informal basado en las contradicciones entre la vida cotidiana y los valores individuales de las personas que habitan en esa cotidianeidad alienada de la sociedad.

Su trabajo es una mezcla de pintura, collage, ambientación, performance e instalación, difícil encasillarlo en un cuadro específico. La yuxtaposición de objetos, materiales y acciones ha sido parte de sus discursos artístico sin limitaciones. Uno de los materiales más peculiares en sus piezas ha sido la muestra de caballos vivos. Kounellis ha buscado un mensaje en la composición a través de los objetos que utiliza, desarticulando el significado de cada elemento para lograr la unidad en la integración de la obra completa en un espacio más bien teatralizado.

 

Imagen: Jannis Kounellis, Sin título, 1969. Galería L’Attico, Roma. Fotografía de Claudio Abate.

 

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