El color de Christian Vivanco
portavoz - 21/05/2012
Por Aline Hernández - 25/06/2013
La promesa del llamado progreso ha sido altamente valuada por las grandes sociedades industriales a partir de finales del siglo XIX. La búsqueda por evolucionar se ha sumado así a una serie de iniciativas que tratan de eclipsar las producciones de épocas anteriores, planteando un posible avance que en la mayoría de los casos, se resuelven como modelos utópicos sustentados por una lógica aspiracionista. Las formas en que esta temática ha sido abordada en el arte han sido diversas y posiblemente la que yo aludiría en este caso, sea la última edición de Manifiesta donde el curador Cuauhtémoc Medina, logró agrupar muchas de estas propuestas que analizan las paradojas que este modelo supuso. Algunos de esos artistas fueron por ejemplo Kendell Geers, quien exhibió su obra pública Monument (Fired Up), 2012 la cual consistía en una pila de viejos neumáticos consumiéndose por el fuego. Katherina Gregos explica que la obra no sólo contiene reminiscencias de las grandes chimeneas industriales sino que puede ser interpretada como un monumento a lo antiético de las utopías pero asimismo, de las distopías. Jeremy Deller y Mike Figgis presentaron por su parte The Battle of Orgreave, 2011 donde a través de un video que consistió en una reactuación de la confrontación que tuvieron a mediados de los ochenta los integrantes del sindicato minero con el gobierno británico, logró darle vigencia al movimiento pero también cuestionar lo que nuestro actual sistema económico está suponiendo para estas organizaciones. Finalmente, otro de los artistas que presentaron obras relacionadas con esta temática fue el turco Emre Hüner (1977).
Su obra, desde el inicio, se ha caracterizado por abordar y proponer reflexiones en torno a construcciones históricas específicas que dan cuenta de qué modo, el proyecto de la modernidad no fue más que una utopía erigida gracias a ficciones que funcionaron como condición de posibilidad de dicho modelo. Su trabajo conjunta a través de medios como object-trouvé, dibujo, video, instalación y fotografía, una voluntad por mostrar lo contradictorios que pueden parecer en ocasiones estos avances, logrando emplazar a modo de confrontación, aquellas inconsistencias bajo las cuales se desenvuelve la sociedad y proponiendo, de esta forma, levantar cuestionamientos sobre aquello que solemos dar por sentado. Hüner conjunta de esta manera, muchos de los mitos y ficciones para formular a partir de estos, ideas, reintepretaciones y presentaciones, que bajo una mirada crítica, hacen posible el replantearnos no sólo cuestiones históricas, sino circunstancias que siguen vigentes hasta nuestros días. Su obra ha sido expuesta en diversos espacios internacionales como la bienal itinerante Manifesta 9 y la 10ma edición de la Bienal de Istanbul, logrando tener cada vez una mayor presencia gracias a sus interesantes y multidisciplinarias propuestas.
Uno de los proyectos que más llaman mi atención es Juggernaut (2009) el cual fue presentado en la III edición de la Bienal de arte joven de Moscú y con el cual se le otorgó mención honorífica. Lo que resulta interesante es que el artista logró, a través de montaje fotográfico, registro en video y dibujos, conformar una suerte de panorama que no sólo permite para el espectador presenciar una reconstrucción histórica que da cuenta de todas aquellas promesas en torno al progreso que estuvieron circulando en los años 60 sino que, Hüner logró asimismo crear un micromundo que expone el vasto aparato imaginario y de fuerzas que nos mueven como parte de un sistema. La obra anuncia el futuro que nunca llegó, prolonga la espera de las promesas que se realizaron y nunca fueron llevadas a acabo, lidiando precisamente con estas idealizaciones de lo que estaba por venir. El artista menciona al respecto que Juggernaut viene del Sanskrit Jagannatha, implica el Señor del Universo, nombre que se le da al dios Krishna. Pero también significa una fuerza imparable que destruye todo aquello que se cruza por su camino.
Finalmente, la relevancia de Hüner reside en su particular modo de aproximarse a aquellas utopías fallidas en torno a las cuales, lleva los últimos años ahondando. Su búsqueda por comprender de qué forma y hasta qué punto nos han influenciado se ve traducido, contantemente, en cada uno de sus proyectos, siempre desde una dimensión creativa pero a la vez crítica. Sin embargo, su enfoque no reside únicamente en la modernidad de forma general sino que también, busca trabajar a partir de pequeños detalles, objetos, situaciones e incluso relatos que suelen dejarse de lado. Al respecto de Juggernaut menciona que utilizó “imágenes que encontré en el archivo de new York World´s Fair de 1939, he utilizado también propaganda que Walt Disney creó para sus caricaturas o en 2010, por ejemplo, estuve en Fordlandia, una fábrica abandonada de la compañía Ford en el Amazonas en Brasil. Son todos estos elementos que me dedico a interpretar, eventos históricos que devienen en fuentes para la especulación ficcional. Todo mi material al final se mezcla con la información que recopilo de los lugares a los que voy, de todo aquello que leo y esto, las narrativas son resultado de todo esto”[1]. Su práctica es entonces itinerante, siempre en constante cambio. Hüner se suele enfocar en los detalles, en las premisas lógicas que muchas veces preceden a los discursos, conllevando de este modo, cambios y reajustes a partir de minuciosos análisis deconstructivos y arqueológicos de las formas de operar que tienen estas ficciones históricas.
[1] Esta cita fue tomada de una serie de intercambios electrónicos que mantuve con el artista.