El nuevo diseño mexicano está en la producción

Por - 20/06/2013

El diseño de producto está pasando por momentos bastante interesantes.

Hace unos veinte años atrás el Diseño Gráfico se re-definió por el Desktop Publishing, en que, gracias a la computadora personal, interfaces gráficas e impresoras de escritorio, se democratizaron métodos de impresión y publicación, por lo que muchas de las propuestas de valor que brindaba el diseño gráfico se cuestionaron, re definieron o simplemente se crearon nuevas de estas propuestas de valor.

Hoy somos testigos de algo similar con la impresión en 3D (¿se acuerdan cuando le decíamos Rapid Prototyping?). Ahora es relativamente fácil y barato obtener una impresora en 3D, conectarla a tu computadora, buscar y bajar archivos a través de plataformas en linea y compartir e imprimir nuestros propios objetos tan simples como fundas para nuestro iPhone o computadoras mecánicas (NO M%#ES!!!!!).

Ya vemos a usuarios sin ningún tipo de formación profesional creando objetos súper interesantes utilizando tecnología que hace unos pocos años era exclusiva de ingenieros y diseñadores.

La democratización de producción que nos brinda la manufactura digital y la manera en que ésto re-definirá el valor que proponemos, pone nervioso a muchos colegas que piensan que se quedarán sin trabajo.

¿En verdad es tan preocupante?

Pues sí y no.

Si vemos al diseño gráfico, la tecnología disruptiva de la computadora personal y los otros factores que ya mencione, sólo la hicieron más interesante y más inclusiva. Yo sigo viendo que existen diseñadores gráficos, diseñadores editoriales e ilustradores, es más, las tecnologías disruptivas crearon nuevos empleos, ahora tenemos diseñadores de información, diseñadores web y diseñadores de interfaces gráficas.

Hay más oportunidades de hacer cosas increíbles.

Claro, algunos sufrieron al tener que adaptarse a nuevas herramientas y utilizar  nuevas tecnologías, pero esto es un proceso incómodo que sólo afectó a las personas que decidieron no aceptar la nueva realidad. A mi manera de ver,  se lo merecían.

Y lo mismo esta pasando con nosotros.

Si mi generación de diseñadores le dábamos mucha importancia a aprender a representar de manera virtual un objeto (a través de modelos de computadora y renders), hoy los diseñadores de la generación que viene se preocupan por dominar sistemas de producción digitales. Aprenden a escribir código, ya no se enfocan tanto en el objeto, si no en plataformas, (aplicaciones en línea o maquinas) que ayudarán a la sociedad a crear sus propios productos, cómo estos productos hablaránentre ellos y cómo la experiencia de su uso continuará en la nube .

¿Pero esa visión tecnológica como afecta a México? ¿En verdad somos parte de esta nueva “revolución industrial“?

Queramos o no, lo somos. Al ser parte de un contexto global en el que no podemos desconectarnos del resto del mundo, pero sin lugar a dudas, tenemos una gran desventaja de que nosotros no generamos innovación por medio de alta tecnología, como otros países que su contexto se los permite.

Ojo, yo no digo que esté bien o mal, solamente es el contexto en el que vivimos.

Y digo desventaja por que la innovación tecnológica es una manera de generar riqueza para una sociedad.

Entonces, ¿cual es el papel dentro de este nuevo contexto?

Para intentar responder esta pregunta, vamos a analizar el contexto actual de los países que sí pueden generar esta tecnología.

En países desarrollados, la fabricación artesanal tiene un costo alto. Tan alto, que a los diseñadores independientes se les hace muy difícil tener acceso a ella, ésto hace que el diseñador  tenga que convertirse en su propio fabricante.

Si vemos estudios de diseño como Forma Fantasma en Eindhoven, Holanda, la mayoría de sus objetos son fabricados in-house por sus propios becarios, que normalmente son diseñadores recién graduados. Al final, estamos hablando de mano de obra sobre-calificada.

En Estados Unidos, por otro lado, estudios como Rich Brilliant Willing se encargan ellos mismos de ensamblar y enviar a sus compradores todos sus productos dentro de su estudio en Brooklyn. Este es un ejemplo de como los estudios de diseño tienen que invertir en infraestructura para hacer algo que antes no hacían: producir, distribuir y comercializar.

Para ver más información sobre ésto les recomiendo un artículo bastante bueno sobre el tema llamado D2C Generation.

Sobre este aspecto, en México tenemos una gran ventaja, y deberíamos utilizarla como nuestra fortaleza en el nuevo contexto global.

Cuando presentamos la colección de Materiality de Panorámica el Mayo pasado durante el ICFF, me di cuenta que, bajo otro contexto, para un diseñador en Europa o Estados Unidos, producir una colección de objetos con procesos y materiales totalmente diferentes, todos hechos de manera artesanal, hubiera sido imposible de hacer de manera independiente.

Algo similar pasa con mi proyecto The Chair that Rocks. En este proyecto busco llevar a diseñadores contemporáneos a colaborar con ebanistas locales en Tlacotalpan, Veracruz, para realizar nuevos diseños y comercializarlos con el fin de rescatar la economía local. Cuando llegué a Tlacotalpan todo estaba puesto en la mesa y fue en verdad fácil y barato arrancar el primer piloto.

Pero Panorámica y TCTR no somos los únicos.

Kitzia Barrera lleva años colaborando con artesanos en Oaxaca, Sonia Lartigue colabora con artesanos en la Ciudad de México para hacer sus hermosas lámparas que se han vendido en el Moma y estén atentos con lo que está cocinando Moisés Hernádez con su proyecto de graduación del Ecal.

La colaboración de Artesano con Diseñador no es nueva, pero lo interesante es que ahora, tenemos las herramientas de llevar objetos hechos en México a un contexto global. Las desventajas de una economía en desarrollo ya no son pretexto para no generar riqueza a través de la artesanía local. Hoy es muyr fácil vender fuera. 

El mejor ejemplo de lo anterior es Carmen Zambrano y su línea de joyería Lusasul: objetos increíbles, concebidos a partir de impresión en 3d y fabricados por talleres tradicionales en Taxco. Su colección se vende casi en su totalidad al extranjero.

Y no es necesario caer en clichés de mexicaneidad para sacarle jugo a la mano de obra local. Podemos ver a DFC, una marca mexicana “postmoderna” de artículos de lujo, que al utilizar el humor, algunas veces de manera descarada y provocadora en sus diseños, crea preciosos objetos hechos enteramente a mano, con el fin de preservar técnicas artesanales en diferentes regiones en México.

Ya no es necesario ser profeta en nuestra propia tierra.

–  Pero José, ¿cual es la mayor ventaja de nosotros y nuestros artesanos contra las impresoras 3d, la fabricación digital o la democratización de la manufactura?”

– Uf! Que bueno que me preguntas.

La mayor ventaja es que todos estos valores que propone el diseño mexicano contemporáneo no se pueden copiar digitalmente.

Tómala Campeón.

En un mundo hyper conectado, en el que la información que existe en la web es básicamente replicable al infinito, lo que va a hacer que trascienda el diseño de producto como modelo de negocios viable será brindar propuestas de valor que no se pueden copiar por internet.

En verdad creo que tenemos lo necesario para crear un movimiento de Diseño Mexicano, en el que, si nos organizamos y trabajamos para un bien más allá de la fama personal y nos enfocamos en hacer cosas extraordinarias, ésta será la época en la que, por fín, el diseño hecho en México tendrá algo que aportar a un contexto global.

Mas información en: www.josedelao.info

 

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