Al Barrio Chino de la Ciudad de México se le ha llamado el más pequeño y el más nuevo del mundo. Surgió a mediados del siglo XX como una cuadra de la calle Dolores (entre Independencia y Artículo 123) en el centro histórico de la capital, en la que se establecieron algunos restaurantes y tiendas. Hoy en día su influencia se ha expandido unas cuadras y para su más reciente remodelación se consideró Dolores desde la Av. Juárez hasta la Plaza de San Juan, incluyendo algunas cuadras de las calles aledañas y la Plaza Santos Degollado.
Barrio Chino en la CDMX
A mediados del siglo XIX una fuerte oleada de chinos comenzó a dejar su país para buscar nuevas posibilidades. Mucha de esa migración llegó a Estados Unidos en donde encontraron trabajo en la minería y la construcción del ferrocarril. Desde su llegada fueron señalados y acusados de quitarle el trabajo a los estadounidenses, por lo que en 1882 se estableció el Acta de Exclusión China que suspendió la inmigración de trabajadores chinos, prolongándose y ampliándose hasta 1943.
Esta situación provocó que muchos chinos intentaran entrar a Estados Unidos por la frontera mexicana y muchos de ellos se quedaron en el norte de México. Se asentaron en ciudades de Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Durango y Sinaloa; y muchos bajaron también a estados como Yucatán y Veracruz. Por otro lado, a finales del siglo XIX, Porfirio Díaz fomentó su llegada para contar con mano de obra barata para el trabajo en minas y en la construcción del ferrocarril. Con el tiempo, en México también se dio un gran movimiento anti-chinos en distintos puntos del país. Se dice que más de mil fueron asesinados; la matanza en Torreón fue una de las más grandes.
Los chinos empezaron a llegar a la capital después de la Revolución, en los años 20 y 30 del siglo pasado, aunque seguían sin ser bien vistos. En 1920 se prohibió la entrada de los chinos a México, además de que fueron confinados en las ciudades y se establecieron reglas de lo que podían o no hacer. La persecución terminó con la llegada de Lázaro Cárdenas. Muchos de los que llegaron a la Ciudad de México establecieron pequeños comercios como cafés o lavanderías.
A mediados de los años cuarenta se comenzó a formar un pequeño gueto en la calle de Dolores de la Ciudad de México. Fue aquí en donde se abrió uno de los primeros restaurantes de comida china de la ciudad, el Shanghai en 1946, con el supuesto fin de dar comida a la comunidad asiática que se juntaba en el Callejón de las Damas. Antes eran conocidos los famosos cafés de chinos (que aparecieron por ahí de la década de 1920) con sus baratos café con leche y pan dulce, además de sus comidas china y mexicana. En los años 60 y 70 la comunidad china de este barrio fue creciendo, situación que terminó de consolidar lo que hoy se conoce como el Barrio Chino.
Durante muchos años el Barrio Chino fue uno de los más peligrosos de la ciudad. Se dice que había fumaderos de opio, casinos clandestinos y prostitución. Pero con el tiempo se convirtió en un punto de reunión, incluso en un paseo familiar; en especial durante la celebración del Año Nuevo Chino. Esto llevó a que a principios del siglo XXI se hicieran trabajos para arreglar el lugar. En 2006 se realizaron proyectos de infraestructura, al igual que algunas intervenciones en el segundo tramo de Dolores para convertirlo en un espacio peatonal. La Embajada China donó un arco que terminó instalándose en la Plaza Santos Degollado, inaugurado en el 2008. Fue hasta el 2017 que se comenzó una remodelación a gran escala de este barrio.
Proyecto de remodelación
El proyecto de remodelación del Barrio Chino llamado Recuperación, mejora y accesibilidad de la zona barrio chino ‘barrio de la luz’, a cargo de la Autoridad del Espacio Público (AEP), fue presentado en septiembre de 2017 con el objetivo de “adecuar, transformar y modernizar la zona del Barrio Chino, generando un corredor peatonal que conecte la Alameda con Plaza San Juan”. El trabajo estuvo planteado para más de 23 mil metros cuadrados en calles como Dolores y Marroquí, al igual que tramos de Independencia, Victoria, Ayuntamiento y López. Además de la Plaza Santos Degollado.
El proyecto se dividió en distintas zonas de acción. El llamado Corredor Dolores comienza en el norte con una entrada enmarcada por un Paigfang, le sigue un primer tramo compartido entre automóviles y peatones, después la calle peatonal o zona de estar entre Independencia y Artículo 123, un ideograma de la CDMX en chino, y otro tramo de calle compartida hasta la siguiente entrada al sur enmarcada con una Puerta Luna. Además, se propuso rehabilitar la Plaza Santos Degollado, una intervención artística en el Callejón de las Damas, un tramo de transición en Ayuntamiento para conectar la Plaza de San Juan con el corredor y las banquetas considerando la accesibilidad en las calles Independencia, Victoria y Marroquí. Se planteó que la zona peatonal tuviera elementos característicos de la cultura china, al igual que un “diseño de pavimentos y mobiliario urbano que incentive la percepción de seguridad urbana, generando una identidad visual que tenga un impacto directo en el estilo de vida de sus habitantes”. Todas estas modificaciones se sugirieron acompañadas de nuevas luminarias con gallardetes, lámparas chinas, macetas, jardineras, cenefas con motivos chinos, bancas, vegetación y racks para bicicletas.
Se contempló una inversión inicial de 60 millones de pesos, que ascendió a 85. Según los datos compartidos por la AEP, este proyecto beneficiaría a 14 mil habitantes y a los 1,500 transeúntes diarios. Debido al sismo del 19 de septiembre del 2017, el inicio de la obra comenzó hasta el mes de octubre y se alargó unas semanas más, lo cual provocó que bajaran las ventas en varios establecimientos. Después de los atrasos se estableció la meta de que la remodelación quedara terminada para el 16 de febrero de 2018, día del Año Nuevo Chino. Salvo por detalles en las calles aledañas, la obra en el Corredor Dolores quedó lista para los festejos del año del perro de tierra.
Festejo del Año Nuevo Chino
Decidí visitar el Barrio Chino el 16 de febrero para ver la celebración del Nuevo Año, al igual que los trabajos de remodelación que se habían hecho. Caminé desde la estación Balderas para llegar por el sur, por la Plaza de San Juan, e inmediatamente identifiqué el tratamiento en el piso, los bolardos y la nueva Puerta Luna que ahora marca la entrada al Corredor Dolores. Una cuadra después llegué al tramo peatonal señalado por el gran letrero de la CDMX en chino. Fue en este tramo donde me tocó ver la danza del dragón, al igual que la de los leones. Comí en el restaurante Hong King y caminé hacia el norte para echar un ojo desde allá. Llegué hasta el Paigfang que marca la entrada desde Juárez y la Alameda Central. Por último, me acerqué a la Plaza Santos Degollado que no pude ver muy bien porque estaba todavía sin terminar.
Mi primera impresión de la remodelación no fue muy positiva. Por la cantidad de gente no podía ver bien los nuevos elementos y, salvo por las grandes puertas y el letrero, nada llamó particularmente mi atención. Sin embargo, con los días esto se ha modificado. Ahora pienso que es positivo que el diseño no haya sobresalido porque significa que, en el día que este lugar se llena más, funcionó para dar cabida a todos los visitantes y a los festejos del nuevo año. Comparándolo con como estaba antes de la remodelación, ahora este espacio se siente más amplio y abierto y permite el flujo libre de personas. Las luminarias, el mobiliario urbano y los adornos se ven ordenados, ayudan a construir un conjunto y ofrecen una experiencia distinta a los visitantes. Todas las bancas estaban ocupadas ese día. Las dos grandes puertas y el CDMX en chino se convirtieron inmediatamente en puntos de reunión y en puntos favoritos para las selfies, al igual que los dos leones en Dolores e Independencia. El Paigfang y la Puerta Luna, además, marcan el inicio de este pequeño barrio que antes podía pasar desapercibido.
Personalmente no me gustaron las puertas, el gran letrero y el mobiliario. Pienso que es un intento forzado y caricaturizado por acercarse a la imagen de otros barrios chinos del mundo; me recordaron a la Ciudad Ninjago que vi armada unas semanas antes. El arco instalado en la Plaza Santos Degollado anteriormente me parece mejor logrado e, incluso, de mejor manufactura. Valdrá la pena volver para ver la intervención terminada, observar detalladamente la remodelación y analizar cómo se adapta el pequeño Barrio Chino a su nueva condición urbana.