Marcel Duchamp o el castillo de la pureza
Aline Hernández - 02/02/2017
Por Alejandro Cabrera - 17/12/2013
La intimidad, el despojo del cuerpo como materia prima de la vanidad, el registro que alude a la memoria y reconstruye la propia historia a través de la voz del otro, de la propia, de las nuevas voces: los hijos. Una historia de deseo contada sin precisiones cronológicas, más bien encausada por la jerarquía de las anécdotas y por la aparición esporádica de piezas que fueron conformando el rompecabezas.
Kinderwunsch es un libro de autor, un álbum cimentado en el autorretrato emocional como precuela y secuela de la maternidad que le permite a Ana Casas establecer un puente entre la historia personal y alcanzar la expresión artística.
Tanto el objeto como su contenido tienen una poderosa forma de comunicar una historia que es mucho más universal e incluyente de lo que representa la palabra maternidad en una sociedad machista como la que vivimos. A través de los autorretratos y textos, Ana Casas extiende una invitación a su espacio mas personal. Desde el deseo de ser madre hasta el nacimiento de su segundo hijo. Es la oportunidad de abrir reflexiones en torno a como la mujer vive -en muchas ocasiones- la maternidad como un proceso unilateral mientras la pareja se diluye por voluntad propia o eventos circunstanciales. La cámara es el testigo constante de la fragilidad e impotencia del deseo postergado, de los tratamientos médicos falibles y también de la voluntad férrea de encontrar la salida hasta alcanzar el reposo absoluto, sin censura, mientras los hijos intervienen a la madre en un acto lúdico que lo resume todo.
Los textos que van intercalándose entre las fotografías, en un papel azul pálido que apenas alcanza la mitad del tamaño del libro, fungen como esas notas que se dejan entre páginas, ideas que aluden a las anotaciones del diario disperso, el más honesto. La lectura se convierte en ocasiones en un acto vouyerista al sentir que se está espiando el territorio del otro, pasajes escritos de quien se confiesa para si mismo con la idea de reconstruirse. Esa es la intención que se percibe como acto inicial. Hoy ya es un libro al alcance de todos. Un trabajo de excelente factura en lo fotográfico así como en lo escrito, pero sobre todo –desde mi personal punto de vista- lo definiría como un libro experiencia. De lectura rápida, cada texto es detonador de vivencias que estimulan a la memoria para rearmar la historia propia.
Gracias a Ana Casas por compartir un proyecto sin veladuras ni pretensiones.
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