“Somos independientes porque no nos regimos bajo
las reglas de ningún gobierno o institución”
Tamara Ibarra
El arte se funda, en el S.XVIII, enmarcado en la categoría de autonomía. El sujeto moderno nace como una entidad capaz de racionalizar la experiencia, proceso que conduce a una responsabilidad social. Todos somos sujetos de imputación moral. El arte es la zona de desgaste, la actividad social que se da a sí misma un instante de ilusión para proponer reglas fuera del estado de derecho, partiendo de exploraciones sobre la experiencia sensible. La condición para que se dé este juego depende de negar al arte como medio para generar conocimiento universal. Su jerarquía ontológica es menor, su trabajo siempre es sobre la imaginación.
El origen y el orden del mundo deviene móvil. En nuestra época, la libertad del sujeto se ve delimitada por la economía globalizada, en donde el arte ocupa el lugar máximo de especulación. El monstruo de la razón se cotiza en la bolsa. Bajo esta nueva mitología fue que una de sus caras comenzó a jugar, no mediante la exploración de la experiencia, sino a partir de la finalidad de venderlo todo: discurso, objeto, proceso e institución. Nació el mercado del arte. Me niego a polarizar el juicio; la división entre buenos y malos me da una gran pereza, es una salida vieja e insostenible después de tantos estudios hermenéuticos.
Lo que interesa es que ante el mercado, las grandes instituciones museísticas, algunas galerías y casi todas las ferias, el arte generó otra cara -su propia negatividad. Así fue como un grupo de inconformes, parten de la capacidad máxima del ser humano, la de creación, para comenzar a pensar menos en sujetos que generan objetos, que en “humanos” que propician situaciones. La ventaja de la situación es que no presenta una demanda a priori, su suceder es en relación a los prejuicios y afectos que se activan en el momento de reunión.
Zoom in a México. La semana pasada comenzó a circular por las redes sociales el documento <<Enlaces Iónicos>> La relación entre los Espacios/Proyectos independientes y la institución, la relatoría de la cuarta reunión de Boomerang, encuentro organizado por Colectivo de Colectivos (Támara Ibarra, Cráter Invertido, La curtiduría, [R.A.T.], Luz y Fuerza: Cine Expandido y Neter). Boomerang es situación y consiste en una reunión que congrega a los colectivos y espacios independientes que se dedican a articular lógicas distintas a las validadas por el mercado en ámbitos de gestión, producción, reflexión e interacción con el público. Lo que resulta más interesante de su propuesta es el abandono de los viejos berrinches contra la institución; la conciencia de que el afuera no existe, de que la conversación y la negociación son fundamentales.
El momento de registro y archivo mediante el documento, propone un entronque que sirve para asentar lo discutido, abriendo la posibilidad de que el diálogo sea revisitado por quienes lo generaron y presentando ante los que no se enteraron o no pudieron asistir. El ejercicio es una defensa de la autonomía, que ante la ley del mercado, llena de puertas altísimas y guardianes, propone diálogos flexibles donde se exponen las propias dramaturgias. Podemos continuar delimitando el espacio y el tiempo. La cuarta reunión de Boomerang se llevó a cabo el 16 de agosto de 2014 en Casa del Lago, en el marco de la exposición Memoria Abierta de Galería de Comercio. Moderado por Yollotl Gómez-Alvarado, el programa consistió en dos charlas; la primera versaba sobre “La relación entre los Espacios/Proyectos Independientes y la Institución”, la segunda se enfocaba en la “Continuidad de proyectos surgidos del Boomerang anterior”.
El tema de la primera mesa, la relación entre espacios independientes e institución, se escogió al aparecer como una problemática constante en la tercera reunión de Boomerang, que se llevó a cabo en La Quiñonera. El diálogo generado en la mesa puede dividirse en cuatro subtemas: la figura del artista como mediador y gestor , las distancias y cruces entre espacios independientes e instituciones privadas y estatales, la definición conceptual de palabras clave como autonomía e institución y el arte como crítica, tipología y mapa. La mayoría de los argumentos y opiniones giraron en torno a la forma de negociar con la institución, de generar vínculos y relaciones con los espacios independientes, sin tener que ajustarse a sus agendas o intereses; algunos de los participantes trabajan en ambos esquemas. En la charla surgieron distintos diagnósticos sobre las principales problemáticas con la institución; sin embargo, la escucha no era tan atenta, la preocupación se centraba en enunciar la opinión, no en generar un diálogo continuo. Dentro de las pocas propuestas explícitas se encuentra la de Pacho Paredes, a quien le interesa investigar genealogías de conceptos como independencia y autonomía, así como definir claramente la vocación de cada colectivo, lo cuál resulta fundamental para evitar la universalidad del sustantivo.
La preocupación principal de la cuarta edición de Boomerang no sólo consintió en contar y documentar una historia distinta del arte mexicano actual, sino de ejecutarla con acciones, lejos de los viejos vicios patriarcales y nepotistas típicos de la tradición política mexicana. Si hacemos zoom out sobre el fenómeno, para enmarcarlo en la una historia del arte más general, podemos observar que se desborda la propia producción artística, para poner énfasis en el entramado que acompaña al proceso artístico. En ese sentido, la autonomía del S. XVIII, pasa de la figura del genio, al artista como mediador, no sólo de productos estéticos, sino de situaciones que quiebran los esquemas más viejos y enquistados del ámbito local. La experiencia estética ensancha su campo del objeto a su medio de producción.
La relatoría de Boomerang puede descargarse libremente aquí: