Narrar desde la acera
Víctor Alcérreca - 24/11/2015
Por portavoz - 29/11/2011
Hay encuentros que uno programa en la memoria como un evento que debe suceder en algún momento de la vida. Quizá son nudos que vamos almacenando y que tarde o temprano se desenredan. Hace mas de 15 años vi por primera vez un par de imagenes de Ana Casas.
El abrazo, fotografía que quedó intacta en mi memoria por su contundencia, porque es la pausa de un discurso que desconocía, pero que invitaba a descubrir un antes y un después de la acción. También vi un autorretrato de desnudo como parte de un cuaderno de notas y el registro del peso corporal del día. Una foto más evidente en su discurso, pero igualmente inquietante.
El interés particular y la investigación sobre el autorretrato que realizaba en ese momento a través de otros autores fue la puerta abierta para sentir una atracción inmediata por el trabajo de una mujer que desconocía. En aquel momento no encontré mas información que algunas notas sueltas y descripciones breves de ambos proyectos.
Años mas tarde, mientras realizaba una estadía en Viena, el trabajo personal me condujo al nombre de Ana Casas por segunda ocasión. Encontré un mayor número de fotos en aquel entonces que pertenecían a los proyectos de Álbum y a Los cuadernos de dieta. El gusto por ambos se reafirmó y el imaginario siempre me presentaba conversando con Ana sobre los temas que detonaron su trabajo.
Hoy, diez años después, puedo escribir sobre Ana Casas tras haber conversado con ella en su espacio de trabajo. Entre infinidad de libros, fotografías del proyecto Kinderwunsch y algunas herramientas de trabajo, Ana compartió partes de su historia, el origen de sus proyectos y sobretodo la calidéz que la caracteriza como persona.
Aquí un texto de Ana Casas sobre su proyecto Álbum:
ÁLBUM
El trabajo de Álbum está construido sobre el eje de la relación entre mi abuela y yo, nuestro lazo a través de las fotos. La casa y el cuerpo son las coordenadas que lo estructuran, y la fotografía el medio que nos permite fijar la mirada, dejar a los demás entrar en él. A través de fotos y textos, aborda temas como la memoria, la herencia personal, cultural y la fotografía como forma de explorar la identidad. Álbum fue publicado en un libro en el año 2000 por la editorial Mestizo (España) y presentado en una exposición que reúne fotografías, textos, videos y objetos.
Mi madre me trajo a México a los ocho años. Nací en España y viví parte de mi infancia en Viena, Austria. Trabajé en Álbum durante catorce años. Inicié el proyecto a partir de la profunda atracción que ejercían sobre mí las fotos que mi abuela tomó de los primeros años de mi infancia en Viena. No lograba distinguir mis recuerdos de sus imágenes y sentía que en ellas se escondía un misterio esencial para mí. A partir de esto, realicé una serie sobre algunas fotos de mi infancia, que posteriormente fue ampliándose y adentrándome en la reflexión en torno a la fotografía y su relación con la memoria y la identidad. Poco a poco Álbum se convirtió en una exploración más profunda y abordó temas centrales en las relaciones familiares, la historia de mis antepasados, la construcción del cuerpo dentro de la búsqueda de identidad.
El trabajo se llevó a cabo en varias etapas, siendo la venta de la casa de mi abuela y su progresiva pérdida de la memoria lo que me llevó finalmente a estructurar la historia en el libro. Para construir la narración que lo guía, me sumí en los álbumes, en las fotos de mi abuela, las de mis antepasados y en las mías, en mis diarios, en los de ella y descubrí, una vez más, que nos unía una profunda necesidad de capturar el tiempo en palabras, fotos, grabaciones, películas, videos. Y estos objetos dejan ver el ciclo de nuestras vidas. Mi abuela me fotografiaba de niña, como yo le tomaba fotos durantes sus últimos años y a su vez ella fotografió a su propia madre antes de morir. La necesidad que movió a mi abuela a tomarse autorretratos en el espejo año tras año es la misma que me llevó durante tanto tiempo a tomarme fotos.
La afición de mi abuela por la fotografía y los usos que llegó a darle, me permitieron también enunciar algunas otras cualidades que me interesan de este medio. Por un lado, me brindó el acceso a las imágenes que ella tomó durante toda su vida, así como a otras generaciones y a periodos clave de la historia de la humanidad como la primera y segunda guerra mundial. Por otro lado, me mostraba la forma en que la fotografía entrelaza nuestros deseos con la representación de los medios de comunicación en el mundo contemporáneo. Mi abuelo salía con frecuencia en los medios y cuando dejó a mi abuela, ella continuó retratándolo en la televisión. De niña incluso me hacía posar junto al televisor. Esta dramática fe en la fotografía como reparadora de ausencias*, muestra cómo el espacio privado se mezcla con el público y nuestros anhelos parecen perderse en la confusión de la representación de los medios.
Ahora sé que mi abuela fue testigo de un tiempo que ha marcado profundamente mi vida, sus fotos son muestras de afecto y a la vez rastros de momentos que nunca terminaré de descifrar. Fue la relación con ella, el silencioso lazo a través de la cámara, lo que me ha hecho percibir a la fotografía como un acto de atención y una forma de relacionarme vitalmente con el mundo.
Fue al final del proceso de trabajo en el libro que “descubrí” mis cuadernos de dieta y decidí incluir estas imágenes que dan cuenta de mi necesidad de encontrar una identidad a través de la construcción y exploración de mi cuerpo. La muestra de este material es un ligero deslizamiento en mi lugar como autora, nombrándome objeto de mi propio discurso. Estas fotos siguen inquietándome, y parecen lanzarme preguntas que abren muchos temas a la reflexión. Es por ello que este se ha convertido en un trabajo independiente que se deriva de Álbum.
* (cita de la nota de prensa de Cuauhtemoc Medina incluida en prensa)
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