Lucio Munian
- 06/04/2012
Por portavoz - 30/11/2011
Durante la infancia la construcción de la identidad personal siempre se da a través de la voz familiar, de la naracción de anécdotas de nuestros padres, mediante algunas notas y documentos e incluso de los dibujos más primarios. Posteriormente la búsqueda por generar la imagen propia se da cuando desarrollamos la capacidad cognitiva y de lenguaje para formar memorias y superar la amnesia infantil resanada por otros. A partir de ahí comienzan las obsesiones por saber quienes somos, por descubrir elementos de unicidad que validen nuestros nombres, el cuerpo que nos contiene, las vocaciones.
De la misma forma Ana Casas ha buscado reconstruirse a través de la fotografía, tanto en el uso público como en el privado. Durante años renovó la imágen de infancia al reescribirla al lado de la que construyó su abuela en el proyecto Album. Posteriormente inició diarios escritos y visuales en los que la obsesión fue la transformación del cuerpo a través de dietas rigurosas. Los cuadernos de dieta son en conjunto el archivo personal convertido en proyecto público, un trabajo que nació sin el deseo de mostrarse y que a lo largo de los años encontró el espacio justo para que Ana Casas estableciera un discurso personal que transmitiera la mirada precisa del espejo.
Aquí el texto de Ana Casas sobre Los cuadernos de dieta:
CUADERNOS DE DIETA
Llevé cuadernos de dieta desde 1986 hasta 1994. Empecé el primero a los veintiún años. Durante ocho años anoté absolutamente todo lo que comía y me tomaba fotos con regularidad. Nunca pensé en mostrar las fotos a nadie, las tomaba guiada por una profunda necesidad de mirarme, verificar los mínimos cambios que lograba con las dietas, explorar mi cuerpo desnudo desde ángulos que no me daba el espejo.
En 1988 empecé la dieta de los weight watchers y con la ayuda de mi pareja, quien me cocinaba y me tomaba fotos, logré adelgazar veinticinco kilos en seis meses. Hice el segundo cuaderno, en el que pegaba las fotos cada semana. Las fotos de este periodo son ligeramente diferentes porque muestran mi cuerpo a través de la mirada de él y tienen un toque de sensualidad.
Estos cuadernos de dieta se entrelazan a las primeras imágenes de Álbum que tomé en Viena con mi abuela. Son parte de la profunda necesidad de reconstruirme interna y externamente, que me hizo dejar México para irme a vivir en casa de mi abuela. El proceso de mi búsqueda de identidad me llevó a una exploración de la memoria, de las fotos de mi infancia y la relación con mi abuela, paralelamente al registro en los cuadernos de dieta.
Muchos años después, al final del proceso de trabajo en el libro Álbum, reencontré estos cuadernos y decidí incluir en él algunas de estas fotografías. Para mí, estas imágenes dan cuenta de algo esencial. En la mayoría de ellas, la mirada dirigida a la cámara es aquella que tenemos cuando nos miramos al espejo. Lo inquietante es que no fueron hechas para ser mostradas, son el resultado de un proceso íntimo, cerrado. Abrirlas a la mirada del espectador implica un deslizamiento de mi lugar como autora al de espectadora. Estas fotos son el diario personal de una necesidad cruda de verme, reconocerme, construirme. Son el registro de la lucha con el cuerpo, de la desazón interna, de la obsesión de controlar aquello que yo creía haría mi identidad menos frágil.
El cuerpo fotografiado cambia constantemente, adelgaza, engorda, se transforma. Los cuadernos dan cuenta de cada gramo de comida ingerido y las fotos registran cada cambio en la apariencia, como si solo la imagen impresa hiciera real las transformaciones. Pegar las fotos en un cuaderno para después tener una memoria de los procesos por lo que pasó el cuerpo, no perderme en la visión distorsionada de mí misma que me devolvía mi cabeza. Quizás las fotos podrían mostrarme mi apariencia real, sacarme del malestar que me embargaba, de la inseguridad de no lograr dar forma a una imagen mental de mi misma.
Creo que al ser mostrados, estos cuadernos de dieta nos sumergen en algo profundo, crudo y privado. Inquietan y lanzan preguntas. Conducen a la reflexión sobre algunas cualidades esenciales del medio fotográfico, sobre la disociación entre la imagen y la experiencia, la perturbadora e inasible relación entre la fotografía y la realidad.
Es por ello que ahora se han convertido en un trabajo independiente que se deriva de Álbum.
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