Gato Negro presenta El mexicano actual
Sandra Sánchez - 30/01/2017
Por Ariel Rojo - 06/02/2014
La trascendencia de gobernar no es imponer una serie de decisiones y políticas públicas a una población determinada por un bien “medio común” con un punto de vista “medio completo”. El acto de gobernar es establecer los diálogos y plataformas necesarias para que una sociedad pueda desenvolverse óptimamente en diferentes campos económicos, culturales, sociales, entre otros. Posiblemente en un pasado no muy lejano, cuando la sobrepoblación llegó a nuestra cotidianeidad resultó mucho más difícil consensuar y conocer las necesidades, propuestas e iniciativas que la misma población proponía. Ajenos a esta realidad la mayoría de los gobernantes, abrumados por los miles de problemas que recaían en ellos, apoyaban o bien dicho apoyan, iniciativas que surgen de análisis e investigaciones express y burocráticas que corresponden poco o casi nada con las necesidades reales de una población. En contrapeso existe el individuo o los pequeños grupos sociales que conocen a fondo sus necesidades e incluso en algunos casos saben cual es la solución para ciertos problemas, sin embargo no cuentan con los recursos suficientes tanto económicos como legales para poder mejorar su situación.
Para lograr que nuestro gobierno sea eficiente, debemos de fomentar el acercamiento de la sociedad civil como una constante. La responsabilidad de tener un buen gobierno esta en nuestras manos. No es lo mismo pedir que proponer. Como sociedad civil nuestro acercamiento con el gobierno debe de ser primeramente propositivo y en segundo plano demandante. Es decir, colaboremos con el gobierno con nuestro propio trabajo, establezcamos metas comunes, invitemos al gobierno a ser partícipe y colaborador en nuestras iniciativas, interconectemos iniciativas privadas con los objetivos gubernamentales para al final evaluar el fruto de esa colaboración o bien exigir el correcto resultado.
Más allá de las críticas que el gobierno recibe día a día, a mi parecer también existen miles de trabajadores gubernamentales que buscan hacer bien su trabajo y con un impacto positivo en la sociedad. Simplemente, en la mayoría de los casos, estos burócratas se encuentran desconectados y/o sufriendo de una miopía que no les permite apreciar las incontables iniciativas que nacen desde la población. El primer paso es invitar a todas estas personas a colaborar con nosotros en todas las iniciativas posibles, hacerlos nuestros “socios”, colaboradores o cómplices en vez de buscar al gobierno como mecenas o patrocinadores y es ahí cuando cometemos el principal error, pedir en vez de proponer. Cuando proponemos, ofrecemos llegar a una meta en común a través del trabajo en conjunto, generalmente basado en las diferentes capacidades de cada uno de los interesados.
Hablar de la sociedad civil únicamente resulta muy difícil si no hablamos del gobierno, existe una relación instrínseca entre ambas partes. En lo personal creo que debemos de enfocar gran parte de nuestros esfuerzos para generar un eslabón que nos permita comenzar una dinámica más productiva y eficiente, en beneficio de la población en general. Será entonces cuando tendremos las condiciones adecuadas para que el Gobierno administre de manera correcta nuestros esfuerzos y nosotros como prestadores de servicios, productores, constructores, entre otros podamos concentrarnos en nuestra especialidad.
Nuestro papel como Diseñadores ( arquitectos, urbanistas, design thinkers, estrategas, etc… ) es de suma importancia en este momento. Está en nuestras manos y mentes el poder proyectar el futuro de esta nación. Colaboremos con quienes toman las decisiones que determinan el futuro de México, seamos un aliado y una herramienta de cambio a la vez. La mayoría de los políticos y burócratas están familiarizados y hacen uso de esta frase, “Construyamos la nación” a lo que yo preguntaría… ¿y el plano? ¿y el diseño? ¿y la planeación? ese es el espacio en donde nuestras propuestas podrían tener lugar, en donde podemos actuar como una sociedad civil congruente.
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