Fidel Velázquez no está muerto
Sandra Sánchez - 19/05/2016
Por Marcos Betanzos - 10/04/2013
Al referirse a personajes reconocidos del gremio de la arquitectura a nivel nacional suele decirse con cierto dejo de animadversión que siempre son los mismos. Los mismos que ganan los concursos, las becas, los espacios en medios, las comisiones o encargos, los que participan en foros, los que recomiendan qué hacer y cómo llevarlo a cabo, los que tienen el reflector o los que se consolidan como el punto luminoso, un faro… de un grupo o de otro, “siempre los mismos”.
Lo afirman, creo que en la mayoría de los casos quienes se mantienen al tanto de brindar una opinión, quienes, por lo regular participan como espectadores de los problemas que se discuten, los que al margen de la seguridad de su posición no corren el riesgo de emitir una opinión y menos de participar activamente en la búsqueda de soluciones o consolidar el planteamiento de estrategias o al menos una idea bajo el temor del error y de descubrirse sin la menor replica posible.
Lo piensan así, quienes en su defensa usan la descalificación para explicar que de poco sirve el reproche, el cuestionamiento, la observación y la indignación… Lo piensan así, quienes en su defensa dirán que nada cambiará, que los mismos de siempre dicen lo mismo siempre y que lo que siempre sucede seguirá sucediendo. ¡Qué pena!
Pero no resulta raro que en un escenario donde los problemas actuales fueron los discutidos hace décadas, se piense con apatía y se actúe con desfachatez. Que se intenten callar las pocas voces que se erigen por el simple hecho de creer que quienes están detrás de ellas buscan más reconocimiento personal que la visualización de un horizonte más amplio, quizá –de eso sí, cabe la duda- con beneficios colectivos.
Para quienes piensen que siempre son los mismos, les queda el compromiso de buscar otras fuentes de información, de cruzar trayectorias, de comprender que muchos de los personajes comprometidos no sólo existen en los medios especializados en arquitectura. Los hay, en todas las áreas y muchos de ellos llevan décadas acentuando esos vacios o esos actos que presumen la arrogancia del poder o la ignorancia. Con ese perfil endogámico que caracteriza la arquitectura se justifica plenamente decir que siempre son los mismos… pero la realidad es otra, la constelación de obsesiones, personajes, temas y terquedades que se confrontan día a día con las necesidades públicas es bastante amplia. Los mismos de siempre no serán los mismos para siempre.
Y de este modo, debe valorarse a aquellos que llevan años sumando esfuerzos, señalando un rumbo, marcando una alternativa, sean del grupo que sean, si es que lo son. Y si son los mismos, algo queda: sumarse o abrirse camino asumiendo compromisos. El primero de ellos, buscar otras referencias para dejar de ser simples espectadores.
Reitero: que sean los mismos (problemas) de siempre, es el verdadero problema en esencia.