Especulaciones cíclicas y círculos especulares

Por - 20/11/2018

Hablar de la obra de Miguel Monroy es como hablar en círculos. O al menos, en movimientos circulares.

Algunas veces su trabajo asemeja una espiral que corre hacia fuera o hacia dentro, sin que podamos ver dónde termina o empieza; en ocasiones, se parece a una serie infinita de círculos concéntricos; en otros casos, a la línea curva de una circunferencia que intuimos pero que no podemos vislumbrar en su totalidad; en ciertas circunstancias, a una línea que se interrumpe súbitamente; otras más, a un pedazo de papel que se rompe después de tanto trazar la misma figura; aunque también encontramos círculos perfectos, si bien no logramos entender si están trazados por completo o sólo por la mitad -y la otra mitad la conforma el reflejo preciso de un espejo- o, incluso, si todo no es el reflejo de un círculo que en realidad nunca logramos vislumbrar.

Entre los proyectos de Monroy se encuentran: una máquina de lanzar pelotas dispuesta de tal manera que las pelotas siempre regresan a su lugar de origen y vuelven a ser lanzadas; el dios azteca del sol iluminado con luz artificial gracias a la carga energética de un panel solar; préstamos crediticios que se pagan infinitamente unos a otros; el sonido para pedir silencio como la chispa que hace volar en pedazos un estéreo o que provoca una avalancha; vigilantes vigilados, transportes transportados.

Hay una novela de Italo Calvino donde aparece un artista que realiza esculturas con libros, las cuales documenta con su cámara y luego destruye. Después, este personaje edita un gran tiraje de libros que contienen fotografías de estas esculturas librescas, con los cuales realiza otra vez esculturas que vuelve a documentar, destruir y re-editar infinitamente… Miguel Monroy no es un personaje de Calvino, pero a veces su obra parece sacada de uno de sus textos.

En cualquier caso, es preciso reconocer que Monroy es un artista ocioso. Su obra se aleja del centro gravitacional del método productivista (que busca cómo hacer los sistemas más eficientes y eficaces) y orbita en cambio el terreno del juego y el sinsentido, la esfera donde los mecanismos fallan, la lógica se subvierte o se muestran los puntos ciegos.

Existen proyectos donde se evidencia la falla de la lógica operativa con la finalidad de darle la vuelta, volverla neutra y cancelar su función. También hay casos donde un sistema es llevado hasta el límite, de manera que termina por autodestruirse. De igual forma, ha realizado obras donde sólo se busca poner de manifiesto el punto ciego de un mecanismo, como en el proyecto-instructivo que realizó para robar la feria de arte MACO librando todos los sistemas de vigilancia o las fotografías donde aparece reflejado el camión que hizo cada toma a nivel de calle para Google Maps.

En resumidas cuentas, como sabe cualquiera que se haya asomado a la profundidad del abismo de su trabajo -o a sus imágenes reflejas-, Monroy no es un artista muy sensato. El sentido común le interesa sólo cuando es llevado al límite o puesto patas arriba. Su universo es un universo invertido.

No es una casualidad que una de sus piezas consista en una edición facsimilar de la primera edición de Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll, impresa completamente al revés, como si se tratara de la copia extraída del universo especular al que atraviesa la pequeña Alice.

Como a Carroll, a Monroy le atraen las contradicciones lógicas, los juegos de palabras y el absurdo. Para los libros fantásticos del escritor inglés, Martin Gardner ha asegurado que “el mundo ordinario es puesto de cabeza e invertido, deviene un espacio en el cual las cosas funcionan de todas las maneras posibles, menos de la forma en que realmente deberían”. Miguel Monroy no es un personaje de Carroll, pero a veces su obra parece sacada de una de sus novelas.

Y es que en el fondo, la noción central que atraviesa todo su trabajo es la paradoja. Imposibilidades y situaciones que, contra el aparente dictado de la lógica, suceden. A veces es él mismo quien las genera, pero en otras ocasiones se trata de una suerte de paradojas-ready-made. Una colección de imposibilidades y contradicciones irresolubles. Junto a ellas abundan todo tipo de loops y mecanismos cíclicos; circuitos que se pueden repetir infinitamente con o sin variaciones, pero que también pueden desgastarse o desaparecer por completo.

En un cuento de Julio Cortázar, un personaje avanza por una trama que lo lleva, imprevisiblemente, hasta el mismo sillón en el que él se encuentra leyendo la trama que lo lleva insalvablemente hacia sí mismo… Miguel Monroy no es un personaje de Cortázar, pero a veces su obra parece sacada de uno de sus cuentos.

Hablar de la obra de Miguel Monroy es como hablar en círculos. O al menos, en movimientos circulares.

 

 

Imágenes:

Robbery to an art fair, 2016

Through the looking glass, 2011

De la serie Transporte transportado, 2006-2008

Walking machine, 2008

 

 

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