Discutamos...
Eduardo Cadaval - 21/05/2014
Por portavoz - 19/03/2014
Las intensas lluvias y deslaves provocados por los huracanes Manuel e Ingrid el 15 y 16 de septiembre en el Estado de Guerrero, al sur de México, afectaron a más de 230,000 personas. El fenómeno dejó graves daños en las vías de comunicación, viviendas, cultivos y se registraron muchas pérdidas de animales de granja.
Estos daños se vivieron en la Costa pero también en la Montaña de Guerrero, una región situada en el noreste del Estado conformada por diecinueve municipios. La Montaña de Guerrero concentra el 85% de la población indígena (Me´phaa, Nusavi y Nahuas) del Estado y es considerada la de mayor marginalidad en el país. Durante dichos fenómenos, 40 mil personas fueron afectadas en 13 municipios. Se registraron 3 mil 589 casas con fisuras o hundimientos; mil 315 viviendas arrastradas por deslaves de cerros y 297 arrastradas por ríos[1].
Seis fueron los municipios más afectados en esta zona y a los cuales se tardó más tiempo en llegar la respuesta de las autoridades: Acatepec, Malinaltepec, Tlacoapa, Iliatenco, Copanatoyac y Metlatónoc – Cochoapa. En estos municipios, la situación de deslaves es muy grave, se calcula que hay daños en viviendas y parcelas en más de 80 comunidades. La Secretaria de Gobernación publicó una declaración de emergencia y desastre en el Municipio de Malinaltepec, el municipio más destruido de la Montaña, en donde hay seis campamentos con damnificados[2].
Condiciones geográficas de Malinaltepec
La ubicación geográfica de la mayor parte de las comunidades se encuentra en las cimas y laderas de las montañas, lo cual sugiere ya un asentamiento riesgoso que se hace mucho más evidente en la época de lluvias, esto debido principalmente a la conformación de los suelos pero también a la deforestación.
Dadas las condiciones de destrucción de los caminos, los emplazamientos de las comunidades y las viviendas, Cooperación Comunitaria se vio en la necesidad de contactar al Instituto de Geofísica de la UNAM, con el objetivo de conocer las condiciones del subsuelo. De este modo se obtuvo un diagnóstico general del municipio de Malinaltepec, el cual determinó que los deslizamientos se han presentado en suelos arcillosos ricos en hierro y suelos arenosos, los cuales al saturarse de agua han entrado en desequilibrio con la roca que los sustenta.[1] Sin embargo, es necesario hacer un análisis detallado de suelos en cada comunidad, ya que la formación de rocas determinará las condiciones específicas para la construcción en cada lugar.
Cabe aquí mencionar que por parte del gobierno federal, el CENAPRED realizó visitas de inspección a algunas comunidades unas semanas después del desastre. Sin embargo, a finales de febrero (más de cinco meses después) la SEDATU informó que serán los Ayuntamientos los responsables de hacer dichos estudios. Situación que mantiene hasta la fecha en la incertidumbre total a los habitantes de las zonas de riesgo.
El municipio de Malinaltepec corresponde a la Zona “D” (alta actividad sísmica) en la regionalización sísmica de la República Mexicana y presenta vientos máximos con una velocidad de 120 km/h, condiciones que someten constantemente a las construcciones a eventos naturales adversos[2]. En la entrevista a los habitantes de la zona, encontramos que otro riesgo importante que causa frecuentemente pérdidas materiales y humanas es la caída de rayos.
Diagnóstico en la Comunidad El Obispo
Dada la situación de emergencia y tras la petición de la comunidad El Obispo, Malinaltepec llama a Cooperación Comunitaria para reconstruir sus comunidades. La organización realizó un recorrido con el fin de diagnosticar el estado de las viviendas.
En la comunidad El Obispo, compuesta por 92 familias indígenas Me´phaa (Tlapanecos) y ubicada en el municipio de Malinaltepec, se registró la pérdida parcial de 26 viviendas y destrucción total de 11 viviendas; la pérdida de las milpas que constituyen para la comunidad la principal fuente de autoconsumo así como los cafetales, árboles frutales y platanares que comercializaban. En la escuela primaria y en el preescolar, se diagnosticaron daños en los techos.
Esta comunidad, como muchas otras, estuvo incomunicada durante dos meses a causa de una gran cantidad de derrumbes que obstruyeron el camino que conecta a ésta con la cabecera municipal, hasta que los pobladores se organizaron para retirar la tierra con picos y palas.
Resultados del Diagnóstico
Condiciones de las viviendas
En la mayor parte de las comunidades de la Montaña, el material predominante para construir viviendas es el adobe, con techumbres cuya estructura es de madera y sostiene cubiertas de lámina a dos aguas, en su mayoría de metal y algunas veces de cartón. En muy pocos casos subsiste la teja. Sus dimensiones son de 5m x 10m con una división al centro que conforma dos espacios de 5m x 5m.
De acuerdo con el análisis realizado por Cooperación Comunitaria, las viviendas sufrieron diversas afectaciones pero se encontró que muchas de éstas eran ya deficientes desde su construcción. La pérdida de conocimiento de la técnica constructiva en adobe generó problemas que fueron acrecentados por los fenómenos meteorológicos, sin ser las únicas causas de los problemas descritos en las viviendas.
Las fallas que a continuación se enlistan, se encuentran sistemáticamente en la mayoría de las viviendas más recientes, no así en viviendas más antiguas. Por lo que se deduce que el conocimiento erróneo se ha transferido a los nuevos auto-constructores.
1. Humedad en la base de las casas. Este problema se presenta por la falta de cimentación impermeable. Colocar cimientos y zoclo en las casas se volvió un problema debido a que la única fuente de materia prima (roca) para construirlos, se encuentra lejos de la comunidad y el acarreo se hacía por medios manuales, así que transportar las piedras necesarias se convirtió más en un inconveniente que en algo necesario para el correcto funcionamiento de la construcción.
2. Agrietamiento sobre dinteles en puertas y ventanas. Ocasionado porque la viga de madera que forma dintel es muy débil, es decir tiene poco peralte.
3. Agrietamiento vertical en esquinas. Los muros se separan en sus esquinas debido a las tensiones que se concentran en este punto, por el peso propio de la techumbre, y que se agravan cuando actúa cualquier fuerza horizontal sobre los muros (vientos o sismo). Este punto en específico debe ser atendido de manera inmediata, porque cualquier otro fenómeno (sismo o tormenta) puede derribar los muros, que al estar separados son más vulnerables al colapso.
4. Colapso de muros. Muros que después de presentar agrietamientos no se repararon y con los vientos y lluvia se colapsaron. Esto debido a que dichos muros son demasiado largos (desde 9m hasta 12m) sin muros perpendiculares internos. Aunado a esto, las juntas en los adobes son muy grandes (casi el mismo tamaño que tiene el adobe) y esto debilita el muro, debido a que la mezcla con que se hace el junteo es mucho menos resistente que el adobe mismo. Algunos muros se colapsaron por la grave erosión provocada por la humedad en su base a lo largo de mucho tiempo.
5. Desprendimiento de techos por acción del viento. Las cubiertas están sometidas constantemente a la fuerza del viento y los anclajes lámina-madera y madera-muros son evidentemente deficientes.
Fotografías de afectaciones en las viviendas
1. Asentamiento en terrenos con riesgo
2. Humedad en la base
3. Agrietamiento en dinteles
4. Agrietamiento en esquinas
5. Colapso de muros
6. Desprendimiento de techos
Cooperación Comunitaria está trabajando en un proyecto amplio que tiene como fin contribuir a la reconstrucción del hábitat y a la recuperación de los conocimientos y capacidades auto-constructivas de la población en la comunidad de El Obispo, fortaleciendo la organización comunitaria y las prácticas ambientales y productivas, mediante un grupo interdisciplinario para atender cada una de ellas. En particular, el proyecto de reconstrucción de vivienda parte de un estudio geológico que busca garantizar la estabilidad del suelo donde se construyen o existen casas o cultivos.
Proponemos que las viviendas se sigan construyendo con las técnicas, los materiales y dimensiones que tienen actualmente. Para que sea la misma población quien autoconstruya, sean sus formas de vida las que determinen el uso de los espacios y el principal material (tierra) sea del lugar, tratando de evitar materiales “modernos” que son costosos y agresivos con el medio. Cabe aquí mencionar que se están estudiando opciones para proveer de aislamiento a los techos de lámina (existentes o nuevos), mediante materiales orgánicos como el paja-adobe.
Para lo anterior se han realizado numerosos estudios de adobes de la región, para conocer sus características mecánicas, así como el análisis del comportamiento estructural de las viviendas. Habiendo encontrado que el adobe es un buen material para seguir utilizando como principal materia prima, se está contribuyendo solamente a mejorar sus propiedades de resistencia y recuperar las técnicas constructivas que se han perdido.
Vivienda sin contrafuertes y sin cerramientos / Vivienda con contrafuertes y con cerramientos
A más de seis meses de los fenómenos meteorológicos que provocaron una momentánea atención de la sociedad, la situación de las personas de las comunidades de la Montaña de Guerrero sigue siendo crítica. La ayuda gubernamental ha sido tardada y deficiente, lo que hace que esta situación se sume a los ya atrasados problemas que han estado sin atender. Además, la poca ayuda que se manda para este rubro, a decir bloques de concreto y láminas, sirve para realizar una reconstrucción fuera de contexto, que no considera los factores de riesgo, ambientales y culturales, de esas comunidades. Existen pocas organizaciones, profesionistas y personas en general interesados en este tema. Esta apatía hará más difícil que los habitantes de la Montaña recuperen en un corto o mediano plazo su hábitat.
Por otro lado, algunos de los interesados han aprovechado la oportunidad para promover sus materiales y técnicas, llevados por intereses económicos. Otros llevan sus ideas, utilizando a las comunidades para experimentar con proyectos de vivienda que no consideran todos los riesgos potenciales como deslaves, sismos, vientos y rayos, ni se preocupan por el aislamiento térmico necesario en esos climas extremos, y la mayoría de las veces se convierten en recursos tirados a la basura por falta de conocimiento de la forma de vida de esas personas, en este caso los Me´phaa, Nusavi y Nahuas.
Cooperación Comunitaria México A.C. Marzo/2014.
Texto y fotos: Isadora Hastings y Gerson Huerta @gersonhuerta
[1] Resumen de un análisis realizado por el Consultor en Riesgos Geológicos Jorge Jaime Mengelle López, “COMENTARIOS Y RECOMENDACIONES SOBRE CARACTERÍSTICAS GEOLÓGICAS DE LA REGIÓN DE LA MONTAÑA, GUERRERO”. Municipios de Acatepec y Malinaltepec. Instituto de Geología de la UNAM.
[2] Manuales de diseño por sismo y viento de la Comisión Federal de Electricidad.
[1] “Viene hambruna en la Montaña, alertan”. Laura Castellanos. El Universal. Miércoles 27 de noviembre de 2013.
[2] FONDEN (Fondo para los Desastres Naturales), 2013. http://www.presidencia.gob.mx/fonden/.
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