Mnemosyne, Susan Bright
Ana Casas Broda - 03/12/2013
Por portavoz - 20/06/2012
Cada taller de artista tiene un sabor singular y visitarlos es una experiencia en si misma. El día de hoy estuvimos en el Rincón de los milagros que es el nombre que utiliza Alfredo Vilchis para denominar su espacio de trabajo. Un espacio algo reducido, pero que es perfecto para la producción de miniaturas (formato inicial del pintor) y retablos. Rodeado de imágenes propias y ajenas, de pequeños objetos y una gran cantidad de iconografía religiosa, el Rincón de los Milagros es un espacio que invita a la calma, al deseo de producir de tiempo completo. Es un aleph de historias que narran eventos reales que Vilchis a ido recolectando de diversos periódicos y también de boca de sus protagonistas. El universo de personajes es infinito y sin importar su moral u origen todos tienen cabida o pueden ser motivo de un retablo. El preso que ha cumplido su condena, el amante y hasta la puta que ha trabajado por más de 15 años en una esquina y se ha librado de varios borrachos como indica el texto que acompaña la imagen.
Milagros, exvotos, retablos y el deseo de recibir una nueva oportunidad son tan solo el comienzo de escenas que no nacen del imaginario de Alfredo, nacen del Rincón de los milagros, del espacio urbano, de crónicas nacionales que mantienen viva una tradición que ya muy pocos practican.
Fotografía: Alejandro Cabrera