Cuando consumimos objetos de diseño generalmente somos seducidos por la forma como una primera instancia y en ocasiones es una combinación de estética y necesidad utilitaria. Para mi, además de la forma, en el gusto por poseer un objeto útil es fundamental encontrar un vínculo a mi persona a través del humor, de algún hecho memorable o simplemente un nexo con mi vida cotidiana. Casi todas esas características o al menos una de ellas se encuentran en la mayoría de diseños de Christian Vivanco y por ello hoy dedicamos ésta nota a uno de sus objetos: Las Gordas. Un proyecto donde se reinventa un objeto y se le da un valor agregado. Dicen por ahí que quien nace para maceta, no pasa del corredor. Un dicho que deja al objeto o persona en un callejón sin salida del cual será imposible librarse. La imposibilidad o el fracaso de asumir un solo rol ya está dictada y no hay vuelta atrás. A través de Las Gordas, Vivanco desarticula el dicho y reivindica a los coladores de plástico tan devaluados en nuestros días. A través de alguien que está en constante observación del entorno y que no busca la invención del hilo negro surgen unas lámparas que a todos nos vincularán con alguna experiencia de cocina exitosa o fallida, algún recuerdo familiar, al paseo por algún mercado, a los colores vivos propios de nuestra localidad o a la posibilidad de que reconozcamos un objeto al cual nunca le habíamos prestado atención.
Incluso el sobrenombre de Las Gordas remite al tradicional llamado de alguna madre a su hija más que al uso despectivo de la palabra, pero incluso si así fuese, hoy Las Gordas se posan con orgullo fuera de la cocina y brillan por si solas sin dejar que su valor matérico las subestime.
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Fotografías: Cortesía Christian Vivanco