Artistas mexicanos trabajando con nieve y hielo
portavoz - 28/01/2013
Por Sebastián Lara - 29/08/2013
¿Por qué somos diseñadores?
Los humanos necesitamos intuición y creatividad para resolver problemas como parte de nuestra supervivencia. Eso nos hace en cierto sentido a todos, diseñadores.*
Siempre me he cuestionado por qué hay personas que se consideran poco creativas y sin capacidad para generar objetos o espacios. Sin embargo ellos cuando están dormidos y sueñan, son capaces de crear variaciones de la realidad con color, forma, tamaño y otros atributos físicos que creeríamos sólo los creativos, diseñadores o arquitectos podrían imaginar.
El cerebro humano tiene una capacidad increíble para crear y modificar su entorno. Me pregunto entonces: ¿a qué edad se programa la mente de quienes suponen no ser creativos para dejar de crear?. Todos los niños imaginan e inventan juegos, lugares y personajes o le dan miles de usos a cualquier objeto, basta verlos jugar con una simple caja de cartón.
Entonces ¿qué nos hace dejar de ser creativos? Hace poco vi una imagen que me hizo reflexionar mucho, en la cual en una cartelera como las de los auto-cinemas decía: “don’t grow up it’s a trap” (no crezcas es una trampa). Siento que el sistema educativo y la formación que reciben los niños en casa, es precisamente la que nos tiende esta trampa. Dicen que para poder innovar hay que tolerar el fracaso; y esto en las escuelas es lo último que se tolera. Cuando en realidad fracasar es apenas encontrar soluciones que no sirven, todavía, y son precisamente los fracasos los que nos dan las herramientas para alcanzar el triunfo. Por ejemplo, una historia curiosa es la del “aflojatodo” o WD-40 que su nombre se debe a las siglas en inglés: Water Displacement y el 40 es el número de intentos de Norm Larsen, quien en 1953 tuvo que fracasar 39 veces antes de llegar a la efectiva formula del producto que hoy conocemos.
¿En qué momento la educación nos quitó la oportunidad de fallar y de aprender de nuestros errores?. Analizando un documento de Sir Ken Robinson sobre el cambio de paradigmas, me identifico con el análisis que hace del sistema educativo, en el que plantea que: “El problema del actual sistema educativo es que fue diseñado, concebido y estructurado para una época diferente: en la cultura intelectual de la Ilustración, y en las circunstancias económicas de la Revolución Industrial. Dirigido por un imperativo económico de la época y la visión de inteligencia de la Ilustración que identificaba dos clases de personas: académicas y no académicas, gente inteligente y gente no inteligente. Y la consecuencia de esto es que muchas personas brillantes piensan que no lo son.” Como resultado de que las escuelas fueron pensadas durante la Revolución Industrial estas están aún organizadas de manera similar a las líneas de producción de las fábricas: entradas y salidas reguladas por toque de timbres, instalaciones independientes, materias especializadas y separadas. Incluso todavía los niños ingresan al sistema educativo por grupos de edad. Sir Ken Robinson se pregunta ¿Por qué ese supuesto de que el elemento más importante que los niños tienen en común es la edad? Es como si lo más importante fuera la fecha de fabricación.
Me llamó la atención el estudio llamado “Break Point & Beyond” aplicado a niños durante un periodo de tiempo que abarcaba desde el kinder (entre 3 y 5 años) hasta que cumplieran 15 años de edad. El ejercicio planteaba encontrar cuántos usos diferentes le podrían dar a un simple clip. Este estudio trataba acerca del Pensamiento Divergente, que considera la habilidad de encontrar muchas posibles respuestas a una misma pregunta, y de interpretarla de diferentes formas de pensar, no sólo de manera lineal o convergente. El estudio reveló que entre las edades de 3 y 5 años el 98% de los niños evaluados presentaron el nivel genio para el pensamiento divergente. Pero lo más impresionante es que estos niños conforme iban creciendo y se les evaluaba, poco a poco iban perdiendo esta capacidad; de entre 8 a 10 años sólo el 32% presentó el nivel genio; de los 13 a los 15 años sólo el 10% y a los 25 años solamente el 2%. Entonces si todos tuvieron esa capacidad ¿qué les hizo perderla? no creo que se deba a que “crecer es una trampa” más bien a que en las escuelas no fomentaron su creatividad, ni los hicieron preguntarse cómo abordar y resolver un problema de diferentes maneras.
Si pensamos que hoy en día las personas y empresas exitosas son aquellas que innovan y son creativas en sus propuestas, entonces ¿por qué no modificar por completo el sistema educativo? o incorporar con la misma jerarquía que las matemáticas, disciplinas artísticas que fomenten la creatividad en todos los niveles educativos. Para que la frase de Albert Einstein “Todos nacemos genios. El medio ambiente se encarga de alejarnos de la sabiduría interna.” no aplique como una regla.
*Fragmento de una conversación entre Juan Freire y Simona Maschi en Copenhagen Institute of Interaction Design CIID.