Víctor Rodríguez es un pintor mexicano nacido en 1970 que hoy en día trabaja en Brooklyn NY, yo conocí su trabajo más o menos entre 1994 y 1995, tiempo en el que él todavía vivía en México, en una exposición que se montó en el Polyforum Cultural Siqueiros que se llamaba algo así como “blanco, negro y gris”.
Recuerdo que eran unas grandes pinturas monocromáticas, con motivos poco convencionales para el tipo de representación y calidad técnica, había algo de rebeldía y humor en el acto en el que Víctor abordaba la pintura, con esos motivos tan desenfadados y en contraste con la imagen aparentemente fotográfica de su pintura. Muy rápidamente comencé a ver estas estupendas pinturas en todos lados, ganó el premio Nacional de Arte Joven con una pieza llamada “Gran cabeza” y poco después lo vi, si no mal recuerdo, ganando otro concurso en el Museo de Hacienda con una pieza llamada “Laooconte”.
El tipo de pintura que Víctor presentaba era muy relevante en ese momento para mi, por todo lo que en algún momento había sido influencia para todos los que cruzamos los años ochenta con al menos 10 años de edad. Recuerdo que desde muy joven y por la influencia de las ilustraciones ochenteras compré mi primer aerógrafo, a la edad de 12 años y el uso de esta herramienta en la pintura de Víctor me gustó mucho. Posteriormente en alguno de los viajes a Nueva York me encontré con una pintura de Víctor en la portada de la guía de galerías que se publicaba allá, lo cual me dio mucho gusto.
He seguido de cerca la carrera de Víctor y una de las cosas más admirables que tiene, además de la pintura en sí, es la disciplina “militar” para trabajar. Honestamente, ni un contador que va a su despacho diariamente de 9 a 6 trabaja más, mucho menos la gente que se dedica al arte dónde una idea bastante equivocada llamada “inspiración” lleva a la gente a trabajar de forma holgada. Por esta razón, es muy natural que su trabajo muestre una evolución “uniformemente acelerada”
El trabajo de Víctor es sólido y con el paso del tiempo se ha movido de ida y vuelta entre lo formal y conceptual, pudiendo integrar muy bien los elementos plásticos en su pintura y generando un estilo totalmente identificable. Gracias a eso y a la calidad de su pintura, Víctor se ha convertido, sin duda, en uno de los pintores vivos mas importantes de México.
A continuación les presento una entrevista que trata de salirse un poco de las preguntas alrededor de lo que yo he leído en otras entrevistas de él. Trato de centrarme más en la construcción y elementos pictóricos, así como en influencias y referentes que, aunque a veces parecieran alejados de la “historia del arte”, me parece que son relevantes sobre todo por que para mi lo fueron también.
HF- Nuestra generación estuvo saturada de ilustraciones con aerógrafo, desde revistas como “Heavy Metal” hasta las Trapper Keepers, qué relación encuentras entre esto y tu trabajo?
VR- No puedo negar que toda esa información fue una influencia, como lo es el entorno natural de cualquier artista que no sea pretencioso. Me acuerdo de la portada del disco de Van Halen “1984” y la que hizo Helnwein para los Scorpions con los tenedores, más todo el boom de ilustradores que hubo en los 80´s en Japón, Hipgnosis, etc.
Lo único que puedo decir es que, absorber todo esto, me hizo considerar el aerógrafo como una herramienta más y no estar consciente de su status de instrumento prohibido en el “arte serio” por su relación con el arte comercial (asunto que llevo 20 años sin entender, porque no sólo es difícil aprender su uso, tanto como lo es aprender a usar un pincel de caligrafía oriental) sino que es uno solo de los muchos medios técnicos que utilizo y no creo sea lo más relevante del resultado final de mi trabajo.
HF- Normalmente la gente relaciona tu trabajo con el hiperrealismo, yo entiendo que va hacia otro lugar y que los referentes son otros, pero, podrías explicarnos en tus propias palabras por qué no habría que leer tu pintura de esa manera?
VR- Últimamente he estado pensando mucho sobre por qué me irrita tanto que me incluyan en la categoría “hiperrealista” e independientemente de consideraciones académicas, creo que es porque casi todo lo que conozco de pintura autocalificada de “hiperrealista” es una mierda repetitiva, pretenciosa y aburrida.
En cuanto a las consideraciones académicas: hiperrealista es quién quiere hacer al espectador creer que hay algo ahí, que no hay (trompe l’oeil como las pinturas de William Michael Harnett o las texturas ópticas en obras de Rafael Cauduro). El problema es que lograr esto es muy difícil y su valor, una vez superada la sorpresa o “wow factor” post-engaño se devalúa, es decir, su único propósito es un desplante técnico sin más. Es el uso de un lenguaje para no decir nada, lo cual puede ser una propuesta excelente en manos de artistas capaces como medio conceptual (Jeff Koons, Damien Hirst, Glenn Brown) pero son muy pocos.
El movimiento Fotorealista de principios de los 70´s, que está incluido como colofón del Pop, basa su propuesta en ésta ausencia de contenido, es una actitud nihilista ante el consumismo excesivo, propio de la decadencia del capitalismo. La filosofía de éstos artistas es copiar fotografías de la manera más precisa e impersonal, sin saber que es lo que están representando de ser posible (Franz Gertsch, Ralph Goings, Chuck Close).
Tirado el rollo anterior creo que lo que he tratado de hacer es utilizar un lenguaje pictórico lo más universal posible para representar una realidad mejor o ideal y para poseer las cosas a través de su descripción. Nunca, excepto quizá en mi temprana juventud, he querido hacer maromas técnicas para sorprender a nadie, mi nivel técnico es bajísimo y la calidad de mi trabajo oscila entre “chafa” y “medio-chafa”.
HF- Hay una actitud de rebeldía en tu trabajo en el hecho de desacralizar la pintura al hacer una construcción de pintura realista de factura impecable, añadiendo humor y motivos poco solemnes, nos puedes hablar de esto?
VR- La única rebeldía es la total falta de ganas de darle gusto a nadie que no sea yo. Gracias a los años de rechazo que tuve y que sigo tendiendo a otros niveles, para mi ese rechazo es el “default setting” del que parto, así que he trabajado sin miedo y para bien o mal se han incorporado a mi trabajo partes mías que en otro caso hubiera auto-censurado. Solo a través de los años me doy cuenta de cómo una idea, que en su momento me pareció buena, es realmente terrible. Lo que le pasa a cualquier persona que haya creado cualquier cosa. Pero eso de “desacralizar la pintura” es llevarlo a un extremo peligroso por lo fácil que es, cada pintura debe contestar la pregunta “para qué sirve hacer una pintura?”, si no lo hace correctamente es un trabajo inútil.
HF- A lo largo de tu pintura han existido cambios sobre todo en la mirada, desde la iluminación natural a artificial de la foto del referente, hasta el hecho de modificar la narrativa que va, desde ser una micro historia a ser a veces un personaje aislado, como pretexto de desarrollo pictórico. Siento que en un principio tu pintura tenía una necesidad de representar la realidad fotográfica y que una vez que este objetivo llego a un alto nivel técnico, ahora la búsqueda va hacia la síntesis, la mirada es otra. Me puedes hablar un poco de esto??
VR- Estás describiendo mi proceso de aprendizaje, que se basa en el “ensayo, accidente y error”.
Creo que una actividad tan básica como la pintura se nutre de todo, incluidos los medios técnicos de su tiempo, en mi caso publicidad, el mismo arte, literatura, fotografía, edición digital, etc. Además de factores autobiográficos que son inevitables y que van cambiando conforme uno va creciendo, mi única regla es no hacer nada que me aburra y esa es la única brújula con la que me he guiado, con resultados afortunados a veces.
HF- Veo muchos cambios conceptuales relacionados con la forma de mirar y representar, pero no tantos en la cuestión técnica (me refiero a la manera física de pintar). Nos puedes hablar de ello?
VR- Aquí si disgrego mi querido Máster, lo que más he cambiado es la manera física de pintar. Si bien desde el comienzo tuve muy claro como quería que fuera el aspecto final de mi trabajo, pasaron casi 20 años de frustración y errores monstruosos para poder lograr algo parecido a lo que me proponía. Por eso nunca me había gustado mi trabajo. Sólo hasta mediados del año pasado (2012) y éste me he empezado a sentir satisfecho con lo que hago, lo cuál considero un punto muy peligroso, del cual me aparto como reflejo natural lo más que puedo, como se puede ver en el brinco entre la serie “Black Dodecahedron” (http://www.victorrodrigueznyc.com/victorrodrigueznyc/BlackDodecahedron.html) y la que le sigue “Fauve” (http://www.victorrodrigueznyc.com/victorrodrigueznyc/Fauve.html)
En el arte, como en la naturaleza, equilibrio es sinónimo de muerte.
HF- Hay una fuerte atracción hacia un abstraccionismo geométrico, que cada vez se acentúa más, hacia dónde crees que te lleve esto?
VR- Eso es lo interesante de éstos procesos, no saber hacia dónde va uno ni que cosa te vas a encontrar en el camino. Si pudiera predecir esto no tendría ningún propósito ir a buscarlo.
Pero creo que toda la vida he estado metido en una celda, en la cárcel de lo apolíneo, una celda sin puerta de la que me cuesta trabajo salir. Sólo con un gran esfuerzo y aún así controlado, he podido atisbar a lo lejos el rollo dionisiaco al que todos mis instintos se sienten atraídos, ésta lucha queda registrada en mi trabajo creo.
HF- Cuales son tus pintores favoritos?
VR- Aparte de Héctor Falcón? Muchos. Mejor te digo los que me cagan en la categoría “muertos”: Van Gogh, Renoir, Kahlo, Turner, Dalí, los Pre-Rafaelitas, Basquiat, Keith Haring. Y aquí le paro porque es una larga lista y no necesito más enemigos que toman estas opiniones de manera muy personal.
HF- Me parece que es muy relevante la relación entre tu trabajo y tu vida sentimental, podrías hablarnos un poco de eso?
VR- Como dije antes, creo q los elementos autobiográficos son imposibles de separar del acto creativo.
Entiendo que se pueda creer que mi trabajo es un testimonio de mi vida personal, cosa que no es verdad, en el mejor caso es una cuestión terapéutica y en el peor, es una sofisticada solicitud para ingresar en un hospital frenopático.
Una cosa más es que mi personalidad antisocial me impide buscar colaboradores/as fuera del pequeño (a veces) e inexistente (en otras) círculo de amistades/relaciones sentimentales, es decir, más que “homenajes”, los cuadros donde sale gente relacionada conmigo ocurren más bien como oportunidad fácil: “ya que estás ahí no te muevas, voy por la cámara, agarra éste prop, haz una cara mamona, click- gracias”. Bueno así fué muchos años, a partir del año pasado he profesionalizado con mucho esfuerzo psicológico el asunto de la toma de fotos, y tengo que admitir, con excelentes resultados.
HF- Tu relación con la tecnología crees que ha modificado un poco el discurso en tu pintura?
VR- Mi generación de artistas, en la que hay contados pintores, se caracteriza justo por su uso de tecnologías (en los 90 “nuevas”) y su interés principalemente en la ciencia intersectada con la poesía/filosofía/rollo social como tema. Yo no creo que la incorporación de éstas en mi trabajo hayan dictado el discurso, más bien al revés, dándome más libertad a través de un mayor control. El discurso se puede ampliar y enriquecer con ellas, un ejemplo es la facilidad con la que puedo manipular ahora la parte fotográfica digitalmente sin tener que depender de los laboratorios y la suerte, ya que nunca he aprendido fotografía.
En general éstos medios, y los que vengan, sólo han expandido el nivel de detalle con que puedo prever el resultado final de una pintura. En el arte, el fin justifica los medios definitivamente.
HF- Creo que por el tiempo que pasas pintando debes tener una relación muy cercana con la música, qué tipo de musica relacionas con tu trabajo directamente? y hay alguna rola en especial que la relaciones con alguna o algunas de tus pinturas?
VR- Más que música lo que oigo mientras trabajo son audiolibros, “leo” 4 o 5 a la semana, muchas veces repetidamente. Contrario a lo que la gente cree, es una actividad que me permite entrar en una especie de zona “zen” y aprendes a concentrarte en los dos canales: el libro y el trabajo.
Cosa curiosa es que muchas veces veo un cuadro y me acuerdo no sólo del libro que estaba oyendo cuando lo hice, sino del párrafo exacto. Tengo en mi audiobiblioteca unos 800 libros, me he educado más en los últimos 5 años que en toda mi vida en la pinche escuela, que fue el periódo más aburrido de mi vida.
Un libro especial son los 7 volúmenes de “En Busca del Tiempo Perdido” de Marcel Proust, que compré leídos en español como chiste para ponerlos en caso de insomnio. Los oí como 10 veces antes de tener una revelación casi religiosa de lo que significa la literatura y la obra maestra que realmente son (además de hacerme entender mejor mi trabajo y aunque suene cursi, la vida).
Por otro lado, después de oír “Shine on You Crazy Diamond” de Pink Floyd 60,000 veces se filtró como influencia en algunos cuadros.
HF- Cuál es la parte más rica del proceso de tu trabajo y que normalmente la gente no ve?
VR- Poca gente ve en general mi trabajo y menos aún ve el proceso, posteo fotos de cuadros en proceso diariamente en Instagram desde hace dos años y aún esto es del interés de unas cuántas gentes. Cada paso del proceso tiene su onda, desde preparar la toma de fotografías hasta barnizar cuando acabaste, no se me ocurre una parte más interesante que otra.
HF- Qué te gustaria que dijera tu “Epitafio”?
VR- No quiero tener una “tumba” ni monumento ridículo de ese tipo, pero es díficil superar el epitafio de Royal O’Reilly Tenenbaum (1932–2001) “Murió Trágicamente Rescatando Heróicamente a su Familia del Naufrágio de un Barco de Guerra Destruído”
HF- Y por último, qué le preguntarías a Víctor Rodríguez?
VR- “Es verdad que, como dicen las autoridades sobre el tema, el peso total del futuro de las Artes Plásticas Nacionales cae enteramente sobre tus hombros?
(BONUS* respuesta: Naturalmente, y lo asumo con responsabilidad.)
http://www.flickr.com/photos/victorrodrigueznyc/sets/72157633375052153/
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