Diseño y comportamiento
Isa Velarde - 28/11/2017
Por Francisco Saldaña - 27/06/2013
Hace una semana veía en línea el desfile de la generación del 2013 del área de moda de la Royal Academy of Fines Arts of Antwerp y una vez más me sorprendió; un torbellino de ideas, texturas, colores… pero sobre todo ideas, escenarios, contextos y discursos, discursos sólidos. Particularmente emotiva la reunión de los 6 de Amberes, como se les conoce al grupo de ex estudiantes de esta academia, que dieron una nueva lectura y aire fresco a la moda occidental.
Al estar observando este desfile volví a reflexionar un tema que me obsesiona y que es la principal razón por la que me dedico a la moda; como ya lo había mencionado en la primera colaboración para este medio, estoy plenamente convencido de que la moda es mucho más que telas, mucho más que puntadas y mucho más que colores de temporada o en tendencia; la ropa es una extensión de la persona y es justo esto lo que debe de llamarnos la atención como diseñadores.
Y tomando como base esta reflexión, nos hace falta preguntarnos a nosotros mismos: ¿qué es lo que estamos comunicando con nuestro trabajo? Y no hablo solo de una cuestión de responsabilidad social (que cada vez toma más importancia) sino del mensaje y el discurso que desarrollamos como creativos. ¿En realidad la función de la moda se limita a resaltar el color de mis ojos, hacerme ver más delgada o delgado y hacerme ver más atractivo?
¿O debe de ser una experiencia en todos los sentidos?
Evidentemente hay gustos para todo pero creo que nuestra responsabilidad como creadores es generar diseño con valor, un diseño que no se centre solamente en el precio o que corresponda a viejos clichés, es decir, ser mucho más curiosos e ir forjando identidad como creadores. Difícil, y creo que en parte se debe a que en la parte escolar (en algunas escuelas, sin generalizar) he visto un panorama un tanto preocupante, la poca importancia que se le da en nuestro país a la conceptualización del diseño, es en gran medida la causa de no tener una identidad sólida como creadores.
En ocasiones se le da más importancia a clases que enseñan herramientas ya en desuso o se guía a los estudiantes para que sigan formándose solo como modistos a medida y se hace a un lado, o de plano se ignoran, herramientas tan esenciales para nuestra área como la comunicación, la creatividad, la conceptualización y el marketing. Peor aún, en ocasiones se olvida que la base de su enseñanza es fomentar, guiar e incentivar la búsqueda y desarrollo de un identidad e individualidad creativa para cada estudiante.
Debemos ser conscientes de que la era de los modistos artesanales hace ya un tiempo que pasó y que estamos entrando (ya tarde) a una nueva era, donde las marcas que hablan de “tú a tú” con sus consumidores, pero que ofrecen un producto industrializado, están en la cúspide. Como diseñadores debemos forjarnos una identidad sólida para poder competir en un medio cada vez más global y más agresivo. Y sí, sin perder la esencia de creadores, pero con un nuevo lenguaje que sea entendible para el nuevo consumidor que quiere que se le hable de frente y con un discurso sólido.