Dos de los temas que más preocupan, o al menos parecen empezar a preocupar a nuestras ciudades son el espacio público y la movilidad. En sociedades latinoamericanas y particularmente en México, en donde la resistencia al orden ha sido nuestro “modus operandi”, los proyectos de rescate o implementación de movilidad y espacio público, aunque escasos, siempre serán bienvenidos.
Sin embargo, y citando a Norman Foster en el libro: “Norman Foster Arquitectura y Ciudad” escrito por Deyan Sudjic, en el que dice que “Para ejercer la arquitectura a escala pública, es preciso entenderse con el poder”, pues para bien o para mal no solo Foster tiene razón; sino todos aquellos arquitectos o urbanistas que están (estamos) persiguiendo al político en turno tratando de impulsar este tipo de proyectos.
Lo importante no es quién los haga, lo importante es hacerlos y hacerlos bien y esto implica una enorme responsabilidad y complejidad qué en la mayoría de los casos solo se ha tratado de resolver desde la perspectiva del diseño urbano, cuando éste solo debería ser el resultado de una serie de análisis económicos, culturales y sociales.
Todo lo anterior viene después de haber recorrido los “Parklets”, proyecto dentro del Puebla Design Fest que recientemente pusiera en operación el Ayuntamiento de Puebla en colaboración con la Secretaría de Desarrollo Económico y Turismo, entendiéndose ambas con el Colegio de Arquitectos del mismo estado y con miras a difundir y posicionar a Puebla como Capital del Diseño.
El tema no es nuevo, Los Angeles tuvo sus primeros ejemplos, esto tampoco importa, las iniciativas utilizadas en otros países bien pueden implementarse en el nuestro, bajo ciertas condiciones. Ocho universidades locales aceptaron la invitación a formar equipos multidisciplinarios para diseñar (en las dimensiones que ocupa un cajón de estacionamiento) una estructura temporal y ganarle, mejor dicho, quitarle espacio al automóvil y dárselo al peatón.
Me parece que como ejercicio académico y sin conocer las condiciones, características y tiempos para diseñarlos, el resultado es bueno a secas. Desde mi punto de vista se pensó más (otra vez) en el diseño que en la función, la apropiación y la permanencia del usuario. Creo que es mucho más valioso el ejercicio por la iniciativa y las sinergias involucradas que por el diseño de los mismos, sin demeritar con esto el esfuerzo y entusiasmo de los alumnos involucrados.
Tampoco creo que el proyecto logra su principal objetivo: la apropiación del espacio y por consiguiente su utilización; poco a poco y conforme el recorrido llegaba a su fin me iba dando cuenta que los “parklets” estaban vacíos. Aunque algunas personas se detenían a verlos no sabían lo que eran ni para qué servían. Es evidente que la localización de cada uno fue determinante, ya que solo uno, el que estaba perfectamente bien ubicado frente a un restaurante, estaba siendo utilizado con una solución y propuesta bastante lógica: extender mi área de atención al cliente a un espacio abierto mucho más agradable. El resto no tuvo la misma suerte. Quiero pensar que a cada equipo se le asignó el sitio o en este caso la calle y el cajón para instalarse. No diseños genéricos sino específicos respondiendo al lugar. Quise pensar por un momento que no era fin de semana, pero era sábado, regresé el domingo y lo mismo, al siguiente martes lo mismo.
Algo faltó, desconozco de qué o de quién dependió la asignación del espacio, si hubo un estudio o análisis de cada uno de tal manera que lo sustentara, pero sobre todo que lo mantuviera o simplemente fue al azar. Cualquier espacio público sin importar su escala necesita un programa de actividades, es la única forma de mantenerlo activo, si no se muere. Tampoco sé si hay entre ellos un punto de conexión o un tema que genere recorrido o trayecto y aunque esto no tendría por qué ser necesario, un plano indicando la localización y ruta de cada uno puede funcionar mejor, por lo menos para su difusión… Moraleja: El Parklet por sí solo no funciona, se muere. Depende de su ubicación y debe complementar alguna actividad.
La segunda iniciativa lanzada es el programa “Smartbikes”, algo así como las “Ecobicis”, en el DF. El programa entró a prueba este 25 de noviembre en el Centro Histórico de Puebla, con 6 estaciones dentro de 99 calles en un cuadrante de 5.6 km 30 min. de uso máximo y un horario de 8 de la mañana a 10 de la noche. Con esto se intentará crear una alternativa a la movilidad interna y se espera que haya mucho menos circulación de automóviles, sobre todo en trayectos cortos y rápidos para todas las personas que ahí laboran.
Las dos iniciativas son buenas y perfectibles después de sus periodos de prueba, y deberán ser permanentes, incluso deberían estar vinculadas p.ej un parklet en cada estación de smartbike.
Ambas deben formar parte de una estrategia bien planeada y organizada, sobre todo los PARKLETS, si se autoriza su permanencia (que debería hacerse), su localización tendrá que ser estudiada y analizada con cautela a partir del barrio, colonia, calle, comercio, plaza, parque, iglesia, escuela etc. y de esto tendría que salir su función, el diseño complementa la estrategia y la iniciativa, y podrá ser (o debería hacerse) a partir de equipos profesionales, académicos o ambos, ya no como una actividad escolar sino como un proyecto integral y profesional que realmente compita con sus similares en cualquier parte del mundo, solo así y no con proyectos que tengan buenas intenciones se podrá posicionar a Puebla como Capital del Diseño. La gestión (como todas) será dura, el actual Ayuntamiento deja funciones en febrero del próximo año… por lo tanto… “habrá que entenderse con el poder”