#SíSePudo #NoShopultepec

Por - 08/12/2015

Cerramos el año con lo que tal vez fue el proyecto más polémico de los últimos años, un centro comercial privado que pretendía construirse en un segundo piso sobre la Av. Chapultepec entre Lieja y la glorieta de Los Insurgentes.

Durante los últimos meses las redes sociales se convirtieron en un valioso instrumento de difusión para que el gremio de los arquitectos, urbanistas, intelectuales, ciudadanos, colectivos, etc., justificaran y argumentaran las razones por las que estuvieron y están en contra del proyecto, invitando al ciudadano a reflexionar y exponiendo los oscuros manejos políticos, normativos y económicos que estuvieron detrás del proyecto.

La disputa terminó el domingo 6 de Diciembre cuando en un acto cívico y democrático la gente salió a votar a favor o en contra del proyecto, imponiéndose el NO.

Rescato dos logros de esta experiencia, el primero es que la ciudad y sus ciudadanos ganan con este resultado, tal vez no en el corto plazo porque es evidente la necesidad de revitalizar la zona replanteando el proyecto y sus formas de gestión, y esto tendrá que ocurrir a mediano o largo plazo. El segundo, y desde mi punto de vista el más importante, es la unión y lucha del gremio de arquitectos y urbanistas que desde el primer día en que se dio a conocer el proyecto expusieron su negativa basándose en sus conocimientos y experiencia en el tema de la ciudad y el espacio público. No recuerdo algún otro momento, que sirva de ejemplo como este, en el que se haya llevado a cabo una votación para decidir la aceptación o rechazo de un proyecto urbano-arquitectónico por parte de todos los involucrados. Si bien una vez más la abstinencia fue la verdadera ganadora, la respuesta y los resultados fueron suficientes para rechazar el proyecto. El ejercicio me pareció notable: la ciudad gana y por lo tanto sus habitantes ganan,  ese era el objetivo.

Este ejercicio es el primer paso hacia una verdadera democracia ciudadana donde es precisamente el ciudadano quien toma las decisiones sobre los proyectos de su ciudad, su espacio.

Queda la enorme responsabilidad y compromiso no sólo de los gremios citados, sino de todos los ciudadanos de cualquier estado, de tomar partido, conciencia, reflexión y participación en los proyectos de obra pública que en su ciudad se lleven a cabo. Sólo participando se logra ser actor y no espectador, ya que es en la medida de esa participación que se adquieren derechos ciudadanos, y por lo tanto mayor ciudadanía, entendiendo este último término como una actitud y comportamiento cargado de responsabilidad.

Queda también la obligación del gobierno y sus gestores de ciudad de replantear las formas con las que pretenden llevar a cabo futuros proyectos. La imposición no es válida porque, como habrán notado, la resistencia está viva.

Queda también la enorme oportunidad de hacer con estos ejercicios democráticos y participativos una mejor ciudad, más humana, más cívica, más plural y más inclusiva.

Queda también pendiente la respuesta de los promotores del proyecto, porque ningún empresario regala o invierte sin recibir algo a cambio, en el corto, mediano o largo plazo. El tema no se ha acabado, tal vez apenas empiece.

Ojalá que esta lucha y resistencia a la imposición de proyectos se extienda a otros temas como el impulso de la movilidad no motorizada y la protección al ciclista, basta recordar el número de ciclistas atropellados en lo que va del 2015.

Ojalá que también el gobierno, sus promotores y gestores se den cuenta de la importancia que tienen los proyectos de espacio público y movilidad, como dos instrumentos que promueven la cohesión social y la humanización de la ya de por sí desgarrada capital… ¡felicitaciones a los que se subieron al ring y nos vemos en el 2016!

 

Imagen extraída de: http://4.bp.blogspot.com/-xwdlVG02f0U/VlJ1Sq2irdI/AAAAAAAA-Co/xeeVzSqyGrQ/s1600/Corredor%2BCultural%2BChapultepec1.jpg

 

 

 

 

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