Del concepto al diseño, Sebastián Lara
portavoz - 10/07/2012
Por Alberto Waxsemodion - 18/05/2015
¿Qué significa una cifra? Siguiendo el modelo clásico, la Real Academia Española dice que se trata de un signo con el que se representa un número dígito. ¿Qué estamos contando exactamente?
Es sumamente difícil pensar nuestra vida en cifras, porque cada número dígito es una abstracción práctica, que no representa sino una fracción de los acontecimientos. Claro, no diremos que las matemáticas son sinsentido, o que el rudimentario entendimiento de un colaborador de Portavoz en la materia representa un nuevo momento en la historia de las ciencias exactas; lo que sí, es que no todo se puede medir en números, porque la naturaleza abstracta de los mismos resta complejidad a ciertos asuntos.
¿Podemos pensar en la cantidad de personas que hemos conocido a lo largo de la vida? Asumamos, bajo el riesgo de generalizar, que la mayor parte de nosotros hemos asistido a algún evento masivo, el Estadio Azteca tiene capacidad para albergar 105 mil personas,[1] el último festival Corona Capital atrajo a casi 140 mil jóvenes,[2] Paul McCartney reunió a 200 mil personas en el Zócalo capitalino.[3] Más allá de las cifras, está la experiencia de estar en un espacio definido con más de cien mil cuerpos, manos, nucas, cabezas, pies, lenguas, toneladas de carne, galones de sudor y sangre; incontables historias entrecruzadas bajo el más puro azar.
No es gratuita la alusión a los cuerpos, lo más importante es imaginar, destruir el dígito y pensar en un Estadio Azteca atiborrado de cadáveres, siete zócalos llenos de muertos, no pensemos sólo en la carne, el hedor o la textura de un cuadro de este tipo, pensemos más allá de la imagen y la cifra, imaginemos los daños colaterales: las vidas segadas, las historias y tejidos que de tajo fueron arrancados de la pequeña historia para convertirse en números oficiales.
¿Cómo podemos dimensionar una masacre con cifras? ¿Cómo nombramos un periodo histórico en que las muertes se archivan, esperando a ser el testimonio del “Nunca más”? Las preguntas no cesan. ¿Quién cuenta a los muertos? ¿Dónde entran los cuerpos desaparecidos en cifras de cadáveres?
Entre 2006 y 2012 el Instituto Nacional de Geografía y Estadística contabilizó más de 121 mil muertos por la guerra contra el narcotráfico emprendida bajo el mandato del presidente Felipe Calderón Hinojosa,[4] en agosto del año pasado se anunciaba: “Los muertos con Peña llegan a 57 mil 899 en 20 meses; son 14 mil 205 más que en el mismo periodo de Calderón (…)”.[5] El problema de las cantidades es que si bien sirven para cuestiones informativas, resultan chocantemente abstractas y, quizá, nuestro papel como receptores de información es pensar más allá de los números, hacer preguntas, destazar las cifras, re-humanizar los cadáveres como un primer paso hacia cualquier propuesta.
¿Cómo se enumera el miedo, el dolor y la indignación? ¿Qué rostro le daremos al número 10,345? ¿Se debería contar a los niños que tienen pesadillas con sus familiares ejecutados? ¿A las madres amputadas de sus hijos, las casas cercenadas de sus habitantes, los cuerpos inertes de historias inconclusas?
Actualmente el Museo Memoria y Tolerancia presenta en sus salas la exposición Armenia: Una herida abierta, que tiene como eje temático el primer centenario de la masacre de más de millón y medio de armenios por conflictos con el Imperio Otomano, actual Estado de Turquía. La exposición cuenta con numerosos videos, fotografías e instalaciones que no se centran sólo en este evento, sino que ahondan en temas como la historia de Armenia, los testimoniales de los sobrevivientes, y un recuento de las relaciones de los refugiados con nuestro país.
La exposición apunta no sólo a la herida, sino que intenta mostrar cómo era el tejido antes y la cicatriz que quedó. Una coincidencia trágica se da en el momento en que la exposición es presentada en nuestro país, en el cual nadie debería ser ajeno al sufrimiento de un pueblo que está desapareciendo y dejando poblaciones completas sin nada más que recuerdos.
Debemos tener presente que las circunstancias históricas son por demás diferentes, pero al visitar la muestra no podemos dejar de pensar en lo que sucede en nuestro alrededor, y quizá meditar si sólo debemos esperar a que la realidad de nuestro país se modifique para convertirse en un memorial dentro de un museo o si quizá podemos hacer algo más.
Actualmente existe una controversia entre Turquía y Armenia por la cantidad de muertos que hubo en el conflicto entre 1915 y 1916, lo cual nos puede dar una pista de lo engañosas que pueden resultar las cifras, y lo importante que es no perder de vista que los números están representando a un ser humano muerto violentamente. No son los números lo que debe resultar más importante, sino la voluntad de que estos hechos no se repitan o se detengan en aquellos lugares donde ocurren.
No existe intención alguna de minimizar a las víctimas armenias, o la barbarie de la que fueron víctimas, pero parece importante recalcar que la exposición adquiere un nuevo sentido cuando se ve bajo la luz de la realidad mexicana. Si uno de los sentidos de la muestra es invitar a que nunca más las montañas de cadáveres se apilen, necesariamente debemos pensar en los montones que se están enterrando.
La muestra permanecerá abierta de abril a septiembre del 2015 en el Museo Memoria y Tolerancia, ubicado frente al Hemiciclo a Juárez, a un costado de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
[1] http://www.record.com.mx/articulo/noticias/RECORD-347436/estadio-azteca-el-inmueble-mas-emblematico-del-futbol-en-el-mundo-347436 Consultado el martes 12 de mayo 2015.
[2] http://www.excelsior.com.mx/funcion/2013/10/13/923127 Consultado el martes 12 de mayo 2015.
[3] http://mexico.cnn.com/entretenimiento/2012/05/11/paul-mccartney-congrega-a-200000-personas-en-el-zocalo-del-df consultado el martes 12 de mayo del 2015.
[4] http://www.proceso.com.mx/?p=348816 consultado el 12 de mayo del 2015.
[5] http://www.sinembargo.mx/25-08-2014/1097265 consultado el 12 de mayo 2015.
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