Tragó él el remedio y prosiguió guiñando un ojo
portavoz - 16/11/2013
Por - 01/03/2013
La vocación por cualquier disciplina es inneludible a pesar de que algunas profesiones son más enjuiciadas por lo complejo que puede resultar la estabilidad económica. Las artes son una de las vocaciones más conflicitvas o más desdeñadas por las familias que lo consideran una pendiente demasiado difícil de transitar. Sin embargo uno debe hacer para lo que nació y gracias a ello surgen manifestaciones que repercuten en más de uno, que impactan a toda una sociedad.
Artús Chávez es el claro ejemplo de una vocación consolidada ya que en la medida en que ha enfocado su creatividad a sus dos pasiones: dirección teatral y actuación, el camino se ha tornado más amable y todos los que conocemos su trabajo hemos sido beneficiados. Es impagable el goce por reir durante 60 minutos sin parar a través de historias que nos contienen e invitan a la reflexión. Además de gran talento hay una gran persona detrás de cualquiera de las máscaras que pueda portar Chávez en sus diferentes facetas.
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