Una casa universal, una maestra vecina
Víctor Alcérreca - 23/12/2015
Por portavoz - 28/08/2012
Uno de los proyectos más ambiciosos en términos de cultura y arquitectura que participa en la Bienal de Venecia es la Ciudadela. Originalmente el edificio fue una fábrica de tabaco en el año de 1807 y posteriormente sirvió como cuartel militar y cárcel. Después estuvo abandonado por décadas hasta que se convirtió en la Biblioteca de México, la biblioteca pública más visitada de la ciudad. Con el paso del tiempo también se anexó el Centro de la Imagen, un espacio dedicado enteramente a la exhibición de fotografías así como también a la impartición de talleres. Con altas y bajas el edificio ha funcionado y ha sido centro de reunión por su excelente ubicación, sin embargo era importante recuperar el edificio con una propuesta más actual en términos de servicios así como también con la posibilidad de albergar las oficinas que ya existen, pero en mucho mejores condiciones. El proyecto se veía lejano, pero hoy está en curso. Gracias a la iniciativa de Consuelo Saizar, se invitó al Arq. Alejandro Sánchez y al Arq. Bernardo Gómez Pimienta para la realización del plan maestro. Posteriormente se asignaron algunas crujías a otros despachos que debían seguir los lineamientos del proyecto y fortalecer las virtudes del mismo.
Actualemente la obra está trabajando a contra reloj ya que se pretende inaugurar antes del fin del sexenio, situación que se presenta en cada cambio de gobierno. Sin embargo, más allá de los intereses políticos que lleva implícitos, el proyecto es valioso en si mismo. La adición de varias bibliotecas personales, la mejora del archivo y oficinas, una biblioteca para invidentes y la rehabilitación del Centro de la Imagen son acciones que benefician a la sociedad. Con la participación de diversos despachos como: Tatiana Bilbao S.C., Taller de Arquitectura, arquitectura 911sc, JSa, Taller 6A, José Vigil e Isaac Broid entre otros, el proyecto resulta balanceado y contenido en un terreno ajeno a los protagonismos y luchas de formas. La preexistencia sirve de marco para acotar cada proyecto a un espacio específico y resuelve de forma digna la colectividad y diversidad de propuestas.
El pronósitco para esta nueva etapa de la Ciudadela debe ser favorable y será sin duda un revulsivo a la zona y a la cultura de la Ciudad. Queda por esperar que los cambios políticos no interfieran en la continuidad de proyectos de dicha naturaleza, pero así como la cultura y la arquitectura pueden ser binomios positivos, la política ha sido un solvente dañino ante muchas iniciativas positivas.
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Fotografías: Israel Solórzano / Alejandro Cabrera