Poesía Kamp nos revela la verdadera escala de una tragedia

Por - 25/11/2014

La Segunda Guerra Mundial siempre será un sitio para voltear a mirar las bajezas de la humanidad contra la humanidad. El Holocausto y sus campos de concentración nos siguen susurrando, y en ocasiones nos gritan, lo que somos capaces de hacer como especie de autodestrucción.

Después de casi cien años, las versiones fílmicas, literarias y dramáticas son muchas pero yo nunca había visto alguna que retratara con tanta pulcritud un día cualquiera de esos sitios de congregación y exterminio, sin concentrarse en un personaje en especial que construyera algún lazo afectivo con el espectador.

La propuesta de Hotel Modern se sustenta en la colectividad, de la misma forma en que fueron concebidos por el SS, Kamp logra mostrarnos el proyecto en su totalidad con una maqueta del campo de Auschwitz que abarca todo el escenario, habitado por cerca de 3,000 figuras que deambulan como fantasmas por el centro, desde que llegan en el Tren de la muerte para realizar las faenas a las que están consignados todos los internos antes de acabar en los hornos.

Los artistas sólo intervienen el espacio para hacer accionar a las figuras, para darle vida a esa maquinaria terroríficamente real. Los presos poseen rostros distintos que evocan la pintura de El Grito de Munch.

El paisaje está concebido para que el público tenga un panorama completo, incluso un poco más allá de los límites de Auschwitz, con una pantalla en el fondo que ayuda a no perder los detalles.

El ritmo es desolador, desde el principio te internas en la realidad que estás viendo, a escala, perfectamente construida, desde la entrada con su letrero: “El trabajo los hará libres” hasta el exterminio y los cuerpos desnudos (sin sexo) que yacen apilados.

Todo termina con un golpe que te regresa a tu asiento, recordándote que todo fue parte de una función, dándote cuenta de que todo fue real. Al final, uno termina colmado de tantas sensaciones que no logra escucharse ningún comentario. Todos estamos abrumados y sólo coincidimos en aplaudir por esta propuesta escénica que nos regresa a la realidad.

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