Propuesta para el barrio
Marcos Betanzos - 23/12/2013
Por Alberto Waxsemodion - 17/08/2015
1981, un maduro escritor norteamericano publicaba uno de sus libros más famosos, y en él, un relato que establecería una pregunta icónica para el final del siglo pasado y los años que han corrido de este: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Raymond Carver comienza un relato haciendo una pregunta contundente a su interlocutor, y magistralmente por medio de las ideas de sus personajes, nos lleva de la mano a través de lo que amar puede significar en la vida de un ser humano: entrega, locura, celos, sexo, monogamia o masoquismo; el abanico se abre en manos de un autor excepcional que desde sus líneas se desinteresa en las respuestas y muestra cada vez más preguntas conmovedoras y profundas.
¿Qué es el amor? Esta es quizá una de las preguntas más viejas de occidente, casi tan antigua como la pregunta por una definición del arte; amar es un tema tan recurrido como menospreciado. Fraterno, sexual, amistoso, objetual, religioso, hay tantas formas de esta emoción que podemos decir sin exageración que han sido miles de millones de representaciones creadas las que han dado un tipo de educación sentimental a centenas de generaciones a lo largo del mundo, de Paolo y Francesca por Ingres a la locura femenina de Julio Ruelas; de Gala retratada por Dalí al performance de Marina Abramovic y Ulay; la representación del sentimiento amoroso se abre como relato carveriano, para afirmarse y preguntar ¿cómo aprendemos un concepto tan inasible como lo es el amor?
Es bien sabido que una de las formas en que aprendemos es por medio de las imágenes. Desde prácticamente el origen del Homo Sapiens, lo visual se ha convertido en una forma de enseñanza, desde aprender un movimiento u acción corporal por medio de la observación y repetición, hasta la comprensión y asimilación de complejos sistemas visuales en redes sociales, memes o videojuegos.
Uno de los ejemplos más notables de retórica visual en cuanto a lo que es el amor es el célebre Amorum Emblemata de Otto Vaenius, que, publicado en 1608 y a través de sus casi 124 emblemas, intenta definir qué es el amor, es decir, qué cualidades debe tener un sentimiento para que merezca ser llamado como tal. El texto es históricamente relevante puesto que se trata de una de las primeras recolecciones de pensamientos sobre aquello que el amor (representado por Cupido) es, o debería ser; lo realmente asombroso es descubrir a casi 400 años de la concepción de este texto, las genealogías de expresiones que usamos cotidianamente o que la cultura popular nos ha regalado.
Amor eterno:
La primera imagen proviene de Otto Vaenius, en ella miramos a Cupido sentado sobre sus saetas y empuñando un arco que a su vez es protegido por el Ouroboros (la serpiente que muerde su cola, la eternidad) el mensaje es bastante sencillo: el amor está siempre protegido por la eternidad.
La segunda imagen proviene de un popular sitio de internet que se dedica a compartir imágenes explicadas con alguna frase (una semejanza formal con el emblema, que para ser llamado de esta manera debe contener un título, imagen y algún texto explicativo, en el caso de Vaenius pequeñas estrofas en latín). La imagen nos muestra el amor ilustrado por dos siluetas negras que remiten a una pareja de hombre y mujer, sobreviviendo la eternidad, en este caso representada por el paso del tiempo (las edades de los protagonistas) y finalmente lo que se adivina como la muerte de uno de los integrantes de la pareja.
Amor poderoso:
En la primera imagen podemos ver al actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, tomando de la cintura a su esposa. Él la mira al rostro y aparentemente ella a él; ambos aparentemente están sonriendo.
La posición y relación de los cuerpos nos hace pensar en una relación íntima entre los dos personajes que aparecen en la imagen. Si nos detenemos en el cargo que él desempeña, podemos pensar que incluso los hombres más poderosos sucumben inevitablemente al amor. La imagen realmente no dice mucho por sí misma, pero si pensamos que uno de los ganchos electorales que se han utilizado alrededor del mundo es precisamente la pareja y familia de quienes aspiran a un cargo de elección popular, resulta mucho más evidente que la imagen de un hombre que sucumbe al amor es utilizada para humanizar a quienes ejercen puestos de poder.
La segunda imagen proviene de Amorum Emblemata. Nos muestra a cupido sosteniendo su arco mientras con otra mano aparentemente tomará una flecha para continuar su misión, del otro lado vemos a Febo (deidad solar) y una bestia atravesados por las flechas del primero, ni un Dios ni una bestia se salvan del poder del amor.
Amor y fuego:
La imagen muestra a cupido volando sobre una salamandra (animal asociado desde la Edad Media con el fuego) encendiendo antorchas para los amantes, por eso enciende dos. La relación fuego-amor ha sido muy explotada, pero es en expresiones populares donde podemos ver mejor ilustrado este punto: la llama del amor se ha apagado, amor ardiente, el fuego del amor, amor caliente y otras muchas expresiones provienen de la relación del amor con lo que se quema y es de temperatura elevada.
Amor y cuerpo:
La primera imagen está tomada de un sitio que se dedica a hacer fotografías sobre lo que debería ser una relación de pareja o las metas que debe haber en ella (relationship goals) en esta imagen podemos ver un claro énfasis en la naturaleza corporal del amor, tomar el trasero, besar el cuello, morder un labio y abrazarse son las cuatro imágenes que componen este collage digital.
La segunda imagen muestra a un par de cupidos (amantes) en actitud de abrazarse y acariciarse, mientras que el verso que ilustra habla de que la finalidad de todos amantes es la unión corpórea. Claramente se nos dice que el amante desea la unión de los cuerpos, y que sufre cuando los mismos están ausentes de la relación.
Amor y #RelationshipGoals:
¿Qué es el amor, cómo lo aprendemos, de qué hablamos al enunciarlo? Ciertamente este texto no pretende que lleguemos a alguna respuesta, lo que sí busca es que comencemos a pensar en la carga de imágenes que están presentes al hablar de determinadas emociones, y cómo estas imágenes afectan incluso aquello que creemos dominar por ser esencialmente una experiencia. ¿Cómo entendemos el amor en una época saturada de imágenes? Si la apariencia de las cosas tiene tanto peso, pero a la vez esta apariencia es algo líquido, siempre mediado por una pantalla; si abundan los relationship goals con parejas esbeltas, de piel perfecta y ropa impecable (generalmente parejas heterosexuales, en un rango de edad que podría ir de los 20 a 35 años), si todo aquello que sale de este canon es digno de mofa y se viraliza como una imagen de lo que el amor y el buen gusto no deberían ser.
¿Sexo o ternura? ¿Apariencia o compromiso? ¿Monogamia o relaciones abiertas? ¿Homosexualidad o heterosexualidad? ¿Podemos no amar? ¿Importa si mi cuerpo no es un goal? ¿Si mi estatus socioeconómico no me permite viajar a destinos paradisiacos?
¿De qué carajo hablamos cuando representamos al amor?
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