¿Una apología de la pedofilia?
Alberto Waxsemodion - 16/11/2015
Por Alberto Waxsemodion - 30/11/2016
“No es de extrañar que los escritores y artistas contemporáneos se acerquen al cómic. (…) Pero tal aproximación no es casual ni se produce en una sola dirección, la de los escritores hacia el cómic, sino que los autores de cómics hacen a menudo verdaderas recreaciones literarias. Muchas de ellas llegan hasta nosotros con tanta fuerza que las utilizamos incluso sin ser conscientes de ello. Los grandes creadores han sabido elevar sus producciones hasta el muto. Sus héroes han sublimado las características que eran propias de mitos semejantes y que la literatura ha trasvasado de un siglo a otro”.
Joaquim Marco
A principios del siglo XX en Estados Unidos nació una de las industrias fundamentales para la cultura pop occidental, y aunque quizá hoy en día es difícil pensar más allá de los términos económicos (que durante un buen tiempo la significó), hablar de esta industria implica entrar en contacto con gran parte del imaginario de occidente, especialmente el del siglo XXI, que no ha dejado de explotar en el cine y otras manifestaciones culturales (videojuegos, series televisivas, merchandising, etc.) a través de personajes e historias que fueron originalmente pensadas por el comic, tales como Tarzán, Batman, Superman, Los Pitufos, Scott Pilgrim, La Mujer Maravilla o Condorito.
Aunque sería por demás apasionante detenerse en la historia y los simbolismos de alguno de estos personajes, así como en una crítica de alguno de ellos, por ahora es fundamental hablar de un aspecto más básico del cómic: cómo surge y cómo se va desarrollando su naturaleza visual (principalmente hablaremos de Estados Unidos); de tal manera que una imagen caótica que narraba en un tiempo estático, al paso de los años evolucionó hasta llegar a convertirse en un producto como la novela gráfica.
Dejaremos infinidad de detalles históricos de lado, ya que lo importante aquí no es cómo suceden los hechos, sino la manera en que la imagen va resolviéndose hasta volverse lo que nosotros entendemos hoy. Es importante aclarar esto porque al revisar la Historia del cómic, nos encontraremos con más sucesos entre estos años o los consecuentes. Así que diré que lo que interesa aquí no es hacer una cronología, sino comprender cómo las imágenes fueron mutando hasta hibridarse y luego cómo evolucionaron en distintos géneros.
¿Qué es un cómic? Aparentemente estamos ante una cuestión por demás sencilla, pero resulta tramposa pues en sus orígenes se trataba de una línea de cuatro viñetas donde el conjunto de las mismas narraban una idea o concepto general. Podemos decir que en la abrumante mayoría de los casos, las cuatro imágenes se relacionan por medio de un orden secuencial; si bien existen casos donde el tiempo no necesariamente juega un papel importante, serán los menos, ya que una de sus premisas es que exista una sensación de acción o de tiempo que transcurre de una escena a otra, imágenes que son ligadas tanto por el tiempo dentro de ellas como por su temática (un perro que cae de su casa, por ejemplo).
Como hemos dicho, esta definición formal se limita a los orígenes mismos del “Comic Strip” como fue nombrado originalmente por los periódicos que lo difundieron a finales del siglo XIX (The New York World o The Work Magazine), donde nacen las tiras como un complemento a la diversión popular que ofrecían los diarios. Es importante subrayar el hecho de que estas publicaciones eran de corte amarillista y estaban saturadas de imágenes (para la época) que aludían a encabezados escandalosos, ya que esto nos habla de que en su origen el cómic fue pensado como cultura de masas o entretenimiento masivo. Esta manifestación en sus orígenes no tuvo pretensiones intelectuales o de denuncia más allá de las que le permitía su naturaleza de “producto”.
The New York World, abril 1900.
Dos antecedentes importantes del cómic son Hogan’s Alley y la famosa serie del caballo en movimiento tomada por Muybridge (es decir, uno de los principios del cine); la primera es el antecedente directo del cómic, donde se origina el icónico personaje “Yellow Kid”, famoso por ser una de las primeras tiras en viñeta y por ser el primer cómic que utilizó el llamado globo de diálogo, lo cual representaría un paso gigantezco. Antes de esto para describir alguna imagen o las acciones de los personajes se acostumbraban una suerte de notas al pie, las cuales si bien eran importantes no estaban integradas en la imagen.
Fue hasta que el personaje tuvo sus propias tiras, incluso en más de un diario, que el formato tomaría la forma que hoy conocemos. Aunque Hogan’s tiene rasgos que lo vuelven un antecedente importantísimo, en sus orígenes solo se trataba de una macroviñeta que mostraba un caos bajo la misma premisa, es decir, distintas imágenes y acciones en tiempo detenido ocurriendo en un mismo espacio unidas por un tema (un discurso, una fiesta, una pelea en el callejón, etc.).
Hogan`s Alley, octubre 18, 1896.
Hogan`s Alley es uno de los primeros dibujos cómicos en tener presencia masiva, esto debido a que los diarios en que aparecía se llegaban a publicar hasta dos veces al día, en una ciudad tan grande como Nueva York, lo cual resultaba en una masificación sin precedentes de sus personajes e historias. Pero el estilo caótico del dibujo resultaba un problema puesto que este tipo de periódicos eran comprados por cientos de inmigrantes que no comprendían el inglés del todo, por eso la riqueza de la imagen y los tamaños del texto, es decir, lo que se buscaría sería simplificar la narración para que las palabras fueran solo un añadido que no impidiera comprender la imagen.
Es bien sabida la influencia del cine a finales del siglo XIX en distintas áreas de la sociedad mundial, pero lo que influiría en el cómic sería una idea que llegó antes que el propio cine: la secuencia. Si bien no era algo nuevo en términos de imagen, sí estaba en pleno apogeo cuando la tira cómica se estaba gestando. Por lo tanto no es de extrañarse que la secuencia y la viñeta fueran un recurso que se utilizaría para ordenar aquellas caóticas imágenes del callejón Alley.
Eadweard Muybridge, Horse Motion, 1878.
New York Journal , The Yellow Kid Goes Hunting Becomes a Dead Game Sport, 1897.
Veamos que en un principio, como lo muestra la imagen anterior, las viñetas se enumeraban para evitar confundir al público, y quizá es difícil pensar esto para alguien que lee desde una computadora casi ciento veinte años después de la producción de estas imágenes, pero leer en viñetas era algo realmente nuevo y para una cultura visual que apenas daba sus primeros pasos hacia la masificación de la imagen. La llegada de la viñeta resultaba toda una revolución.
Con viñetas y globos de diálogo, The Yellow Kid es el primer comic del mundo, aunque no siempre utilizaba estos recursos ya que a veces regresaba a su formato de macroviñeta. Y aquí se da una de las cosas más interesantes del cómic: la viñeta nunca ha sido estática, como lo vemos en la imagen posterior, y esto sigue pasando en nuestros días, los dibujantes y diseñadores gustan de distribuir y redistribuir las páginas como mejor les conviene, ya sea con fines de economía de espacio o con fines comunicativos.
Por otra parte, el globo de diálogo se integra pero aún no es este espacio en blanco delimitado sino palabras que “flotan” en el paisaje y el elemento anterior no se queda constantemente, sino que se va por algunos ejemplares y luego regresa (algo totalmente alejado al día de hoy, donde incluso hay una tipología del globo de diálogo de pensamiento, de narración, de acción, etc.). Desde su génesis, la cultura del cómic es cambiante; hay autores que comparten el mismo título, dibujantes que se apropian del espacio disponible en la página del diario (un cuadrado, rectángulo, etc.),etc., y este es otro elemento que va de la mano con su origen masivo. Al ser un producto comercial, la noción del autor no tiene tanta importancia como lo tiene el personaje por sí mismo (algo que sigue pasando en muchos casos, a menos que tratemos con autores consagrados dentro del gremio).
“The Yellow Kid makes a century record”, The New York Journal, 1897.
Ligado profundamente con la comedia durante sus primeros veinte o treinta años, existieron personajes y tiras muy destacadas, pero aún estaban mayormente condenadas al ámbito de los diarios, y ocasionalmente a las recopilaciones dominicales de tiras que son el precedente del comic book. Fue con la llegada de las guerras mundiales y la gran depresión que el humor tuvo que transformarse en algo más, y algunos autores como Terenci Moix afirman que ese algo más fue una escapatoria de la realidad.
Con la guerra llegaron los héroes, la ciencia ficción, el terror, las aventuras y las fábulas policiacas. Es importante decir que desde el siglo XIX y hasta los años 20 del siglo pasado, el cómic no se ha alejado del dibujo realista pero poco a poco ha comenzado a construir una identidad propia. Ya se perfila la llamada “edad de oro” de los cómics, que comienza con la independencia de las tiras cómicas de los diarios de noticias para pasar a ser pequeñas compilaciones de tiras cómicas y posteriormente relatos completos que aún no se deciden por una identidad visual concreta, como vemos en estas primeras tiras de Tarzán, que pasan de no tener globos de diálogo, explicando el texto debajo de cada dibujo, a ser relatos ilustrados y de repente regresan al cómic con globos de diálogo.
“Tarzán”, 1929.
L llegada de estos géneros da el paso definitivo hacia la identidad visual del cómic, y tiras como Flash Gordon, Buck Rodgers, entre otras, pasarían a hibridar totalmente el género y se convertirían en algo muy cercano a lo que concebimos hoy en día como cómic. El diseño de los personajes se adelanta incluso al cine y comienza a imaginar mundos paralelos, criaturas fantásticas, astronautas perdidos y muchas otras situaciones que, como mencionamos anteriormente, parecen ser un escape ante la crisis económica y la inevitable Segunda Guerra Mundial.
Al cerrar la década nacen dos íconos de la cultura pop: Superman(1938 ) y Batman (1939). Se funda Detective Comics (posteriormente DC Comics) en 1937 y en 1939 nace Timely Comics (posteriormente Marvel Comics). En un periodo no mayor a cinco años, una gran parte de la cultura pop mundial ha sido fundada y esto no es explicable sin todo el proceso de imágenes que hubo anteriormente. De aquí nacerá todo un panteón de superhéroes que difícilmente nos puede ser indiferente hoy (no por ello agradable): Capitán América, Mujer Maravilla y otros héroes cuya apariencia parece ser un recordatorio del peligro inminente de la guerra (aunque su discurso sea otro).
Hay que detenernos para advertir que la llegada del primer superhéroe (Superman) significaría una revolución en la industria hasta pasados los años cincuenta del siglo XX, y que en su origen estos personajes eran extremadamente populares aunque no competían con Tarzán o Flash Gordon, series que ya eran extremadamente populares entre el público. Otra cosa a notar es que a partir de este punto, el cómic ya no se podrá analizar como imagen, pero tampoco como texto ya que es un medio híbrido, atravesado por colores, fuentes, onomatopeyas, historias, espacios en blanco, y claro aquellas figuras míticas que sustentan.
Action Comics no.1, 1938 Detective Comics no.27, 1929
El tema de los superhéroes resulta un apartado por sí mismo, y aunque no lo abordaremos a profundidad, sí nos ha arrojado un dato, y ese es que los títulos a partir de 1929 (La gran depresión) se comienzan a multiplicar de una manera impresionante. Esto implicó que poco a poco el dibujo realista que hasta ese entonces se manejaba, comenzara a ceder a favor de un nuevo estilo mucho más sintético en sus líneas, de colores más brillantes, de trazo preciso pero casi nunca detallado. Podemos asumir que esto se debe a la cantidad de trabajo que los dibujantes enfrentan. Se trata, también, de una manera de dotar a estos nuevos personajes de sus propias características y en el camino se llega hasta la famosísima estética del comic que el arte pop retomaría en los años sesenta, especialmente por el pintor Roy Liechtenstein.
“WHAAM!”, Roy Lichtenstein, 1963.
Quizá el día de hoy mirar el estilo de dibujo de los años 50 y 60 del siglo pasado no sea sorprendente, pero fue el resultado de un importante cúmulo de artistas que fueron puliendo sus fórmulas hasta llegar a este resultado, que es tan impresionante cuando se trata como una sola imagen (sin pensar en el discurso artístico de Lichtenstein que bien vale la pena revisar); las formas están puestas y continúan evolucionando, pero el fondo rara vez avanza, las aventuras, los superhéroes y las historias planas siguen siendo el pan de cada día.
Posteriormente vendría, como es natural, la revolución en las historias, en los años 70 y 80, incluso la gran industria debió mostrar nuevos elementos, con cuentos de terror, añadiendo oscuridad a personajes clásicos o dándoles profundidad emocional que antes no tenían. La evolución no se trató solo de eso, sino de “volver a la realidad” de la cual se habían enajenado durante casi treinta años. Surgen movimientos de historietas contraculturales que usan el medio como forma de narración seria. Autores como Allan Moore o Robert Crumb representan, cada uno con su estilo una parte de esta nueva idea; el primero desconfiando de la idea del superhéroe al cuestionar su esencia en la célebre Watchmen, mientras que el otro aborda temas de su vida íntima, sus miedos, manías sexuales, odios y frustraciones. Es cierto que en el sentido visual pasan muchísimas cosas, pero es imposible intentar abarcarlas por cuestiones de espacio.
Es aquí que nace la famosa novela gráfica, que no es sino un cómic (ya en el sentido moderno de libro) que borda un tema de manera profunda y que generalmente está escrito para ser publicado en una sola entrega, contrario a los anteriores que se iban presentando en entregas que daban continuidad a un arco narrativo o que en ocasiones no estaban siquiera relacionados mas que por medio de los personajes que en ellos participaban.
Fragmento de “Watchmen” escrita por Allan Moore y dibujada por Dave Gibbons.
Y en los años venideros, la revolución o lo novedoso ya no era el superhéroe clásico sino aquel que se reinventaba, o el que caía (la muerte de Superman o la caída de Batman en los años 90). Más allá de eso, a partir de los años 60 nace una cultura del cómic que no se interesa por hablar de mitos o de figuras heroicas, la comedia se sigue produciendo pero en menor medida y pioneros como Crumb resultan inspiradores para jóvenes escritores que encuentran en el comic un medio idóneo para desarrollar sus ideas. Las series de televisión y películas animadas comienzan a jugar un papel primordial en el caso de los superhéroes (sin mencionar a las películas) e incluso en el caso de viñetas como Los Pitufos o Garfield.
En los años 80 y 90 también crece el interés por adaptar las películas de superhéroes a la pantalla grande, pero es hasta bien entrado el siglo XXI que Spider-Man, dirigida por Sam Reimi detonaría una manía de adaptaciones de cómics al cine. Desde Los Pitufos hasta Superman, los comics se vuelven parte importante de la cultura pop e irónicamente dejan de ser importantes para ella: a más películas en taquilla, menos comics se venden, más títulos son recortados. En el campo independiente la llegada de Internet no es la amenaza que supone para las grandes empresas, sino que se vuelve un aliado importantísimo para los autores que desean compartir su trabajo. El cómic impreso está en decadencia, pero la cultura visual del cómic está más viva que nunca, no sólo para la pantalla sino en algo tan básico como un meme. ¿No son muchos memes pequeñas tiras cómicas o viñetas? ¿No se presentan año con año montones de novelas gráficas (y adaptaciones a comic) de autores “serios” en las ferias del libro? ¿Acaso el dibujo lineal del cómic no ha sido aprovechado por el diseño gráfico desde hace varios años?
Occidente tiene una deuda enorme con el cómic y sus imaginarios, tanto para bien como para mal, aunque a veces la cercanía con sus lenguajes nos impida mirarlos. Lo cierto es que sin elementos como la viñeta, la onomatopeya, la sucesión, el dibujo, los globos de diálogo, los personajes que de allí vienen, las diferentes fuentes tipográficas que se desarrollan año con año para algunas historias o los términos que vienen de él (hoy la teoría de los universos múltiples de Everett es llamada simplemente Multiverso en gran parte por la influencia del término en las historias de DC Comics)y las imágenes en occidente, no podrían ser las mismas, ni en el arte o la vida cotidiana.
Es imposible afirmar que aquello que viene de los cómics es algo bueno y novedoso, ya que en ellos también se han escondido ideologías fascistas, ideales de nación, de ser humano y de progreso; pero sí podemos afirmar que al comprender cómo estas imágenes se construyeron e ir ahondando en cada uno de los elementos que nos sean interesantes, seguramente terminaremos por comprender una buena tajada de nuestra cultura.