¿Los mismos de siempre?
Marcos Betanzos - 10/04/2013
Por Brian Smith Hudson - 21/03/2019
Por Brian Smith Hudson y Cristian Aravena Aravena[1]
En la coyuntura actual de México y América Latina en torno al recrudecimiento de la violencia social y al giro conservador (y fáctico) que se ha dado en términos de política internacional, y destacando el papel que tuvieron ciertos grupos artísticos alineados a procesos de disputa social de las épocas del setenta y ochenta, se vuelve importante tornar los ojos hacia atrás de manera colectiva y revisar qué nos dicen los procesos estético-sociales de antaño como alternativas posibles de sociabilidad en nuestra actualidad.
Dentro de este marco donde existe una relación de fuerzas dominantes y coercitivas, la generación de encuentros críticos en torno al quehacer artístico condujo a diseñar un taller con enfoque en la pedagogía radical[2], que fungiera como catalizador de problemas sociales y políticos, pensando a la creación artística como metodología para generar agencias capaces de transformar contextos determinados por diversas violencias. Ello llevó a proponer la creación de piezas escénicas o performativas a las y los asistentes al taller, que sirvieran para dislocar la normatividad de un día laboral, y resignificar el espacio público como escenario de visibilidad y desnaturalización de dinámicas de poder.
Este taller pensado en tanto experiencia estética, se planteó por los facilitadores (quienes escriben este artículo) desde un entrecruce de herramientas metodológicas que se tomaron del análisis social, artístico y estético de trabajos constelativo-teóricos como los de Augusto Boal, Walter Benjamin, Aby Warburg, o Georges Didi-Huberman, con procesos artísticos de nuestra región para que sirvieran como referencia a las y los creadores participantes del taller.
A partir de ello, se volvió pertinente trazar preguntas básicas a una creación o pulsión propia de las y los participantes (qué, por qué, para qué y cómo) en clave histórica. Esto nos sirvió como punto de partida para referenciar con algunas y algunos creadores de la historia del teatro y del arte latinoamericanos (los mexicanos de Grupo Proceso Pentágono y del Taller de Arte e Ideología; los chilenos Hernán Parada, Elías Adasme, Luz Donoso y las Yeguas del Apocalipsis; El Siluetazo argentino; las metodologías teatrales de Isidora Aguirre, Augusto Boal, Víctor Jara, y a los colectivos teatrales contemporáneos Alebrije, Lagartijas Tiradas al Sol, Colectivo Lemebel y Teatro Público, entre otros), junto a sus contextos políticos, sociales y epistémicos.
La iniciativa en cuestión fue nominada Constelaciones artísticas de lo político: construcción de una pieza escénica interpelando al contexto mexicano, y se realizó durante la 38 Muestra Nacional de Teatro en León, Guanajuato, durante el mes de noviembre del año 2017. La experiencia se basó en la revisión de diversos relatos, obras, llamamientos y metodologías que ayudaron a comprender cómo se han articulado “refleacciones”[3] del ejercicio artístico – político.
Este taller concluyó escenificando y/o performativizando en el espacio público propuestas emanadas desde las inquietudes que las y los estudiantes manifestaron a lo largo del cruce de los contenidos del taller con sus propias experiencias de vida. De esta manera, a partir de reflexionar, problematizar y accionar en términos constelativos desde los años setenta hasta la actualidad, se generaron diversas acciones situadas en la coyuntura mexicana que llevó a dar una posibilidad estética a la violencia de género y feminicidios, a las y los desaparecidos por el narcoestado mexicano, a los intentos de suturar el tejido social por medio de acciones afectivas, a dar cuenta de la migración mexicana y centroamericana, a revisar los arquetipos de clase y etnia, y a visibilizar la precariedad social, la miseria y/o pobreza generada por el neoliberalismo voraz.
Las preocupaciones de las y los participantes del taller se centraron en generar trabajos creativos con implicaciones sociales (Ana), el trabajo teatral con implicaciones políticas (Rosi), el trabajo con niños (Nataly), el teatro comunitario con enfoque en el teatro del oprimido de A. Boal (Mariela), la creación artística con implicancia social (Guillermo), el trabajo social en colonias vulnerables (Jacob), la creación con base a la memoria y el activismo político (Edgar), el teatro de cabaret político (Adolfo), la amplitud del campo escénico (Ricardo), temas de corporalidad y resistencia (Julia), el trabajo con el teatro documental (Claudia), deconstrucción del patriarcado (Paulo), restablecimiento de vínculos en la ciudadanía (Dinora), el activismo artístico (Jorge), interés en permear ámbitos políticos cerrados (Eduardo), la pedagogía del oprimido de Paulo Freire (Raimundo), trabajo con comunidades indígenas (Carlos), el vínculo entre arte y música y su poder transformador (Araceli), el uso del arte como herramienta de inclusión social (Claudia), la migración (Floreana), el interés en la escena expandida (Diana), trabajo con mujeres encarceladas (Ana), potencia del arte (Jacien), trabajo con comunidades de escasos recursos (Alberto), la violencia del narco (Mario), y por último, el empoderamiento por medio del arte (Yoshi).
Asimismo, la variedad de asistentes produjo una riqueza de debate que dio cuenta de la diversidad cultural del país y de los problemas locales que cada integrante convocó por medio de sus intereses y prácticas desde los lugares en que viven. Desde Aguas Calientes a Querétaro, Ciudad Juárez, CDMX, Durango, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Hidalgo, Tijuana, Oaxaca, Sonora, Guadalajara, Acapulco, y Jalisco, generaron acciones que implicaron a cada una de las partes, lo cual se complejizó al tener incluso asistentes de Bogotá y Madrid. A ello hay que sumar que los facilitadores (es decir, nosotros) somos de Santiago de Chile, y las edades fluctuaban desde los 24 a los 43 años. Connotamos esta variación de orígenes y situaciones personales para dar a entender que el proceso y la puesta en acuerdo fue compleja, pero no imposible.
Cabe resaltar la generación de algunas preguntas de base en torno a qué significaba para ellas y ellos, conceptos y/o procesos como los de identidad, activismo, comunidad, emancipación, subalternidad, y opresión, los cuales se repetían por ellas y ellos mismos, varias veces, pero con usos y significados distintos. Esto obligaba a la puesta en común del uso de conceptos para las acciones finales. De este modo, se diseñaron 5 intervenciones que pasamos a detallar.
Acción 1:
Temas: “cosificación, representación y violencia de género”
Las integrantes se pusieron de acuerdo para generar un aquelarre donde se creara, en el espacio público, un conjuro que pudiera dar solución a la violencia patriarcal y la cosificación de los cuerpos de las mujeres mexicanas e iberoamericanas. Generaron un plantón en la plaza central de León e invitaron a las y los transeúntes a tomar un brebaje que uniera la diversidad de género e identitaria, con la intensión de eliminar las micro y macro violencias del heteropatriarcado y el machismo. Asimismo, generaron un tendedero donde se invitó a que se interviniera con testimonios sobre abuso de poder, violaciones y maltratos sufridos por mujeres de todas las edades para que otras y otros pudieran leerlos. Como resultado, se generaron dinámicas de sororidad y resiliencia.
Acción 2:
Temas: “abandono, olvido, ausencias, borramiento del otrx, huella, memoria”
Las y los integrantes luego de generar recorridos de reconocimiento social y local, visibilizaron el problema de decenas de vagabundos/as de la ciudad de León. Alarmadas y alarmados por la situación de calle de tantos, generaron un dispositivo que emulaba la actitud de la mayoría de las y los vecinos de la ciudad, dando cuenta de la poca preocupación que tenían hacia estas personas. Así, pusieron “a la venta” un antifaz hecho de papel periódico para que las y los transeúntes se los pusieran de tal forma que no pudieran ver a los vagabundos, ni nada a su alrededor. Se trató de desenmascarar la vista oblicua que hace la mayoría de la gente a los problemas de los demás. La performance e instalación del “local de venta” fue realizada al frente del Palacio Municipal, lo que produjo que guardias y policías intentaran desarticular la acción.
Acción 3:
Temas: “diversidad y vulnerabilidad social”
Las y los integrantes del grupo connotaron los arquetipos sociales que existen en la sociedad mexicana y que facilitan y/o imposibilitan el desarrollo de oportunidades. Para ello evidenciaron la estratificación social y la diferencia de clase y etnia, para así empujar a deconstruir estos arquetipos por medio de la performativización de roles que debían ser identificados por nosotrxs. Ello evidenció que nosotrxs mismos, integrantes del taller y facilitadores, también cargamos con prejuicios sociales y culturales. La acción se desarrolló en las inmediaciones de la Universidad de León, llamando la atención de diversas personas que accedían al plantel.
Acción 4:
Temas: “dicotomía social y estructural, fragmentación social, supervivencias, personas ajenas al sistema”
La valoración de la diversidad de agentes sociales dentro de un contexto particular, llevó a problematizar la figura del/la migrante. Para ello generaron una acción en la plaza central de la ciudad, donde se teatralizó por medio del juego, la acción, el baile y la transitoriedad, el destino de miles de migrantes centroamericanos que cruzan México para llegar a Estados Unidos. Culminó al entablar diálogos con transeúntes para problematizar en torno a estas formas de nomadismo que buscan la supervivencia y que les obligan a abandonar sus lugares de origen por la violencia estructural del neoliberalismo.
Acción 5:
Temas: “violencia, desaparición, memoria y ausencia”
La conciencia de la violencia en nuestras regiones llevó al grupo a repensar las formas en que se transmiten estéticamente la desaparición forzada y la naturalización de la muerte y de la desaparición, sobre todo en México, por medio de la prensa. Por ello, en una acción cargada de simbolismo y afectividad, las y los integrantes se quitaron sus calzados con el fin de generar un círculo de contención con ellos. Cada calzado tenía a su vez un trozo de papel con un escrito que ficcionaba el relato de un/a desaparecido/a y su testimonio. Terminaba el texto con la consigna: ¿Me has visto? La acción generó la conmoción total al acercarse un transeúnte para tomar uno de los papeles y escribir que su pareja estaba desaparecida. Dejó su testimonio en el papel, se acercó al grupo y dio las gracias por la acción. La policía se acercó rápidamente para sacarnos del lugar, intimidándonos.
Corolario
Compartir las acciones levantadas a partir de la experiencia del taller en torno a lo político y la creación artística por medio de este artículo, posibilita dar a conocer las posibilidades y potencias que existen en torno al trabajo pedagógico radical, esto es, con conciencia política y social. Asimismo, el desarrollo del taller propició la generación de una colectividad afectada profundamente por la violencia que denota la coyuntura actual mexicana y latinoamericana. La idea del taller fue ir más allá del contexto que lo gestó; se trataba ante todo de entregar herramientas concretas para que cada participante pudiera crear en forma colectiva y política, obras o acciones en sus propias comunidades, con la intención de resistir a la opresión heteropatriarcal, normativa, clasista, cultural y/o económica. Creemos profundamente que la rearticulación del entramado social por medio de la afectación con y por lxs otrxs, ayudará a resarcir de alguna manera las violencias que nos afectan en nuestro diario vivir. Publicamos esta experiencia para reconocer a quienes participaron en este ejercicio, recordándoles entrañablemente y esperando sensiblemente que esto siga contagiándose.
[1] Cristian Aravena Aravena es maestro en Estudios Latinoamericanos y doctorando en Historia del Arte, ambos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro del Grupo de Investigación “Teatro contemporáneo, política y sociedad en América Latina”, del Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires, Argentina; y del Seminario Permanente de Estudios de la Escena y el Performance, SPEEP, UNAM. En teatro se desempeñó como dramaturgo, director, barrendero, iluminador, crítico, productor, actor… en fin como obrero teatral. Es profesor e investigador en diversos espacios de Chile, Argentina y México, mezclando y reflexionando en torno a los vínculos entre teatro y política en América Latina, y ha publicado diversas investigaciones sobre teatro chileno y latinoamericano, y sobre arte acción en México. Brian Smith Hudson es maestro en Estudios de Arte Universidad Iberoamericana (CDMX) y doctorando en Historia del Arte (UNAM). Miembro del Seminario Permanente de Estudios de la Escena y el Performance, SPEEP, UNAM. Trabajó en varios museos y galerías de Santiago de Chile y México, como asistente de dirección, editor de publicaciones, coordinador, y co-curador. Ha publicado estudios sobre el arte acción en Chile y México, y estudios que vinculan el arte y el teatro chileno de la época del sesenta. Sus líneas de investigación abordan al activismo artístico en Latinoamérica analizando discursos historiográficos, dinámicas de lo político en museos y curadurías, y los usos del archivo y la memoria en exposiciones latinoamericanas.
[2] El Abecedario anagramático del proyecto Subtramas define “Pedagogía Radical” como “contrapunto crítico al modelo establecido por la educación moderna [que] Concibe la educación como una instancia posible de liberación personal o de transformación social en beneficio de la colectividad. De este modo, la relación entre lo político y lo educativo se manifiesta mediante el desarrollo de una acción tendente hacia el bien común, basada en criterios de justicia y equidad”. Ello conlleva a pensar la educación como herramienta de emancipación que genere sujetos políticos capaces de transformar su entorno a partir de la creación colectiva y reflexiva para modificar dinámicas de opresión. En: http://subtramas.museoreinasofia.es/es/anagrama/pedagogia-radical
[3] Concepto propuesto por Cristian A. Aravena y retomado para las sesiones realizadas durante el taller, con el fin de situar la práctica estética desde la creación reflexiva y política, a partir del entorno social y coyuntural inmediato.
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