¿Cómo se construye una ciudad?
Denominaciones como el “Grosztadt” simmeliana (Simmel, 1986), la “megalópolis” gottmaniana (Gottman y Harper 1990), “metálopolis” (Ascher, 1995), la “edge city” (Garreau, 1991) y la “exópolis” (Soja, 2000)1 han ido desarrollando diversas traducciones de lo que es la ciudad marcando momentos específicos en la historia. Es patente esta necesidad de preguntarnos sobre el tiempo transcurrido que nos ha posicionado en este conjunto de acontecimientos diarios contenidos dentro de la urbe, por lo que las preguntas de diversos actores y autores ─llámense artistas, arquitectos, fotógrafos, sociólogos, urbanistas, etc.─ siguen manifestándose mediante expresiones gráficas y líricas que siguen trazando esta búsqueda sobre la esencia de los territorios habitados y todos los factores que la integran.
ADICIÓN+ es un proyecto inaugurado el pasado 6 de octubre en la galería Sismo que confronta estas preguntas y que, en conjunto con el acervo fotográfico de Fundación ICA y las manos de diferentes artistas, desnuda y revela la modernidad del s. XX en un momento en donde se adopta una estructura de ‘ciudad’ y cuyas acciones catalizan una serie de eventos y reflexiones en tiempos de incertidumbre.
Las intervenciones propuestas (Claudia Luna, MMX, Alberto Odériz, Quirarte+Ornelas, Sumie García y Jimena Hogrebe) están desarrolladas dentro de un lenguaje plástico cuyas intenciones se centran en detonar reflexiones hacia lo que nos estructura, mismo que va de la mano con la idea que construimos de los lugares en donde habitamos.
Entender la ciudad como una construcción social donde surgen nodos interdisciplinares que desbordan caminos y testimonios que fecundan la memoria histórica y colectiva, y dan como resultado narrativas, trayectos, palabras y sesgos que se evaporan con el tiempo, reescritos una y otra vez, mirando hacia lo que fue y lo que no ha sido, todo esto adherido a la visión de lo que es posible.
El juicio que otorga la perspectiva del material fotográfico evidencia y reelabora discursos que van desde la poética del vacío de Rem Koolhas, pasando por ‘el desencanto del mundo’ de Max Weber, a la atemporalidad y su opuesto, hacia la historia, el tiempo, la geografía y la domesticación de los terrenos, densificación, deconstrucción y narrativa.
El discurso expuesto en esta sede es una oportunidad para repensar la ciudad a partir de principios de transformación y análisis, de superposición de imágenes que buscan (y encuentran) nodos articuladores que refuerzan la importancia de estos acervos históricos permeados de vida, acervos que develan los gestos estructuradores del presente y del porvenir.
Para que estas reflexiones tengan lugar habrá que pensar diverso, abrir espacios para estimular el alma, que exciten la fantasía y expulsen al espectador de su zona de confort al estimular su creatividad para con ello animar a actuar, conjugar el principio del orden y del desorden, dejar espacio para el azar hasta que finalmente el orden desaparezca y tome forma.
Repensar estas cartografías a partir de los principios que nos humanizan, aunque suene a utopía; entender estos territorios como un tejido compartido, diverso, en donde se vinculen encuentros fortuitos, conjugando el espacio/tiempo para partir de los anhelos de incluir las intervenciones humanas con las actuales preexistencias ambientales y poéticas que nos abrazan, asumiendo los hechos presentes que contienen nuestras realidades.
Es una oportunidad para reflexionar —desde los límites disciplinares— los territorios habitados desde perspectivas distintas, y vislumbrar espacios cuyas acciones fortalezcan la convivencia social brindando espacios de reflexión que consoliden una memoria colectiva porque —parafraseando al poeta portugués Fernando Pessoa— somos del tamaño de lo que vemos y no del tamaño de nuestra estatura y a vista de pájaro todo se clarifica.
Reconocer los latidos de la memoria histórica es comprender los diversos factores de características autónomas que determinan las decisiones individuales y colectivas y que resultan a su vez mucho más profundas que la metáfora concreta.
Las piezas expuestas son una trama completa en la que todos los aspectos están finalmente relacionados entre sí y cuyos fragmentos se trenzan para formar un todo constituido por una colectividad y sus elementos compositivos.
La reflexividad de estas cartografías nos conduce a la adopción de una nueva concepción filosófica-política que guíe las estrategias para nuestros anhelos colectivos. Habrá que entender a la ciudad a través de conceptos flexibles que estén en constante cambio como un beneficio que nos una y no como un conjunto de placas de concreto estáticas y superpuestas unas con otras.
Este elemento que constituye la columna vertebral de cualquier actividad humana llamado historia se desglosa en escalas que se aproximan a lo particular y que con una modificación correcta dirigen las acciones para la invención.
Habrá que entender nuestras latitudes como términos completamente inaprensibles, que requieran una evidente justificación de identidad y tradición propia y a su vez entretejan una relación con el presente relativo. Habrá que acotar la tradición generando una continuidad con el pasado, abrir paso al tiempo, garantizar su funcionalidad en el presente y tejer un sistema que contenga el caos y el orden, para entender un poco más nuestro hábitat, para entender, para entender(nos) y ahí elaborar una visión de la ciudad que queremos.
Texto: Monica Arellano
@prxcaffeinating
1 Hiernaux, Daniel, La ciudad y sus modelos, Repensar la ciudad: la dimensión ontológica de lo urbano, 2006, Chiapas, pp.12.