La arquitectura y el diseño son actividades que requieren de conocimientos múltiples, tanto técnicos como creativos, que se combinan con el objetivo de responder de manera sólida e íntegra al problema de un proyecto. La integración de dichos conocimientos genera en el diseño un conflicto ambivalente entre la ciencia y el arte, y es justo este el problema de raíz que conlleva a la generación de múltiples sistemas, metodologías, estrategias y corrientes en las cuales el diseño ha encontrado un punto de partida.
El diseño digital ha sido visto como una corriente “nueva” con el cual se desarrolla una fase del complejo mundo del diseño con la computadora. Sin embargo, no es sólo la herramienta, que en este caso resulta importante recalcar, sino el proceso y la diversidad de aplicaciones que pueden engrandecer el proceso de un proyecto de diseño. Anteriormente, el desarrollo de un plano arquitectónico requería de diversas horas de trabajo y cualquier cambio posterior al diseño original requería modificar la versión original. Esto concluía en grandes jornadas de trabajo donde la parte que más sufría era el proceso de experimentación. Y es que la experimentación es fundamental para cualquier proyecto de diseño ya que permite evaluar diversas soluciones a un mismo problema. Es justo éste uno de los múltiples motivos por los cuales el diseño computacional resulta ser más que un motivo adjunto para el desarrollo de un proyecto.
Actualmente, con el desarrollo de algoritmos, se pueden establecer las bases sólidas para la solución de un problema de diseño y, a través de variar estas “bases sólidas”, el diseñador puede evaluar el proceso “evolutivo” de ese diseño y posteriormente esto le permite no sólo comparar formal o funcionalmente la solución más adecuada sino incorporar otros conocimientos que inclusive antes no se tomaban en consideración, como el viento, la iluminación, etc. Muchos de estos conocimientos han aportado a la arquitectura y el diseño actual un nivel de colaboración más íntegro, sólido y sobre todo un nivel de cuestionamiento diverso. El diseño puede ser el mismo, el proceso es muy diferente, el proceso es todo.
No es una casualidad que hasta nuestros días la mayoría de las obras arquitectónicas que observamos estén basadas en geometrías simples. La razón principal es la comprensión de las matemáticas –entre otros factores- a un nivel básico, ya que esto permite racionalizar la forma, en primer lugar, cuantificar los materiales y generar una distribución funcional más óptima. Sin embargo, con la aparición del diseño digital, la arquitectura está siendo llevada a planos múltiples, donde la geometría misma, las matemáticas, la física y los materiales juegan un papel diverso, un desafío único a un nivel casi mágico, el cual permite reconocer patrones desconocidos, optimizaciones emergentes y funcionalidades tecnológicamente innovadoras. Nos queda aún por ver las grandes manifestaciones vivas que esta nueva arquitectura a través del uso y convivencia de robots está por aportar al mundo en el que realizamos nuestras cotidianidades.