Obra en Obra: Laureana Toledo
Jimena Hogrebe - 08/07/2016
Por Francisco Saldaña - 04/04/2013
La Moda tiene que ser un negocio. Si la Moda no genera dinero, no sirve para nada. Si no fomentamos una industria de la Moda, todo lo que se genera carece de valor. Etc, etc, etc, etc……Eso lo escuchamos una y otra vez hasta el cansancio, como un mantra que sólo juzga pero no propone, como un zumbido que está ahí estático y que no es ni música ni ruido.
¿Y quién puede contradecir esta afirmación? Nadie, y no es que el subrayar esta condición económica, industrial y capitalista de la Moda sea erróneo; de hecho sería absurdo, en una sociedad donde hasta los asuntos del alma tienen precio, donde los objetos que tienen como función alimentar el espíritu alcanzan cifras millonarias y deben cumplir plazos y encargos, no es de extrañar que la Moda forme parte también de este sistema que se mide por números. Y no hay que ver esto como una deficiencia o como algo negativo, pero es conveniente analizar sus límites y alcances, porque la Moda no es ropa, no es calzado, no son bolsas, no son joyas….la Moda es mucho más….la Moda tiene que ver con las personas.
Eso es algo que aún nos cuesta entender; la Moda no se limita a telas, cierres, pieles, pulgadas, forros, ni nada de eso, es acerca de crear realidades paralelas, de modificar percepciones y seguridades, de crear momentos, de emocionar. Medir la Moda sólo en términos de costos y beneficios es caer en un gran error, olvidar que la Moda basa su razón de existir en las emociones que genera es cortar las alas a algo que por naturaleza tiende a crecer y volar.
Hacer creer que a las marcas y diseñadores que día a día luchamos por sostener y nutrir una Industria de la Moda (no del Vestido) debemos dejar de proponer y crear para entregarnos a sistemas mecanizados de producción al mayoreo, donde lo primero que tengo que considerar es el costo, y tener miles de puntos de venta donde ofrezca productos que a la larga son genéricos, es ahogar al niño antes de tapar el pozo, matar una industria que no ha terminado de nacer, que está en gestación… la Moda puede nutrirse de distintos esquemas de negocio donde no se sacrifique lo más valioso de una marca de Moda: el Mensaje y la Identidad.
Replanteemos el mensaje y sentémonos a analizarlo, bien vale la pena hacerlo; ¿realmente necesitamos generar marcas que produzcan a granel pero que culturalmente no aporten nada? ¿realmente necesitamos fomentar que empresarios que ganan un primer millón se les olvide que la Moda gestiona el deseo? o quizás la respuesta sea formar diseñadores de Moda con habilidades empresariales pero que sepan que la prioridad es la comunicación en su esquema de negocios. Sí, es más tardado, se requiere más esfuerzo, es más difícil de controlar y gestionar, pero en un mundo donde la tecnología nos satura de mensajes y ofertas, las marcas que no tengan algo contundente que decir desaparecerán, así que más vale empezar esta larga caminata. Roma no se hizo en un día.
La eterna promesa de lo barato se vende mejor y más rápido es tentadora, pero en una industria en construcción como la Moda, vale más ponernos tapones en los oídos para no naufragar.
fotografías: Iván Aguirre